Era una oscura noche en una cuidad, las calles estaban solas y una mujer lloraba desesperadamente mientras llevaba en sus brazos un pequeño bulto, era una bebé.
-Perdón mi amor, quisiera darte la vida que he soñado para ti pero no puedo- dijo la mujer llorando.
Estuvo caminando por un largo rato hasta que se cansó y se sentó en una banqueta, las lágrimas eran incontrolables por la decisión que estaba decidiendo ya que la mujer se encontraba en un nivel económico muy bajo. Vió sobre la banqueta una bonita casa y caminó hasta la puerta donde dejó a la bebé.
-Aquí vas a estar mejor, hija- dijo la mujer-. En este hogar no te faltará nada de lo que yo no pude darte.
Dejó a la bebé justo en la puerta, tocó el timbre y salió huyendo de ahí.
En esa misma casa vivía un hombre llamado Gerardo, estaba durmiendo tranquilamente cuando el sonido del timbre lo despertó.
-¿Quién será a estas horas de la madrugada?- decía cuando vió la hora en su celular.
Un poco molesto se levantó, encendió la luz y abrió la puerta, pero no encontró a nadie. Aún más molesto iba a regresar a dormir, pero en ese momento escuchó un agudo llanto y al mirar hacia abajo vió a la bebé.
-¡Santo cielo!- dijo Gerardo impresionado y rápidamente levantó a la bebé del suelo, la bebé aún lloraba-. Tranquila bebé, no pasará nada.
Gerardo se asomó un poco a la calle y no vio a nadie, estaba haciendo algo de frío que regresó a la casa con la bebé en brazos. Se sentó en el sillón y comenzó a arryuar a la bebé para tranquilizarla.
-Ay criaturita, no entiendo cómo alguien sin corazón pudo haberte abandonado- dijo Gerardo mirando a la bebé-. Pero ahora ¿qué hago? No quiero dejarte solita como lo hizo tu mamá.
Gerardo no tuvo otra opción y llamó a unos familiares, quienes le informaron que en unos minutos llegarían.
En unos minutos llegaron sus padres y dos de sus hermanos, Gerardo les contó lo qué pasó y la bebé ya se había quedado dormida en sus brazos.
-¿Y qué harás, hijo?- preguntó su padre.
-La verdad no sé- dijo Gerardo mirando a la bebé-. Si doy a parar con la mamá no creo que la quiera de regreso.
-¿Por qué no te la quedas?- preguntó su hermana, quién ya se había encariñado con la bebé.
-Karla tiene razón, además, tú siempre has soñado con convertirte en papá- dijo su hermano-. Serás un buen papá para esta bebita.
-Si hijo, serás un buen papá y ese amor que la mamá de esta criatura no pudo darle se lo darás tú- dijo su mamá.Gerardo aún estaba indeciso pero en ese momento la bebé tuvo un reflejo que hizo tomar con su pequeña mano uno de sus dedos y en ese momento algo estalló dentro de su corazón que una sonrisa se dibujó en su rostro.
-Tienen razón, si esta pequeña no pudo tener una mamá que la cuidara al menos tendrá un papá que no la abandonará- dijo Gerardo sonriendo.
-¡Que emoción!- dijo su hermana emocionada-. Hola... eh... ¿Cómo la vas a llamar, hermanito?Gerardo estuvo pensando algunas opciones de nombres hasta que uno vino a su mente.
-Luz, se llamará Luz- dijo Gerardo-. Porque llegó a iluminar mi vida cuando menos lo esperaba.
-Ese es un bonito nombre- dijo su padre-. Bienvenida a la familia pequeña Luz.Después de un rato todos ya se habían ido, quedaron en ir en la mañana para llevarle algunas cosas que la bebé ocuparía. Gerardo acostó a la pequeña Luz en su cama, dormiría con él mientras compraba su cuna.
-Ya estás a salvo, Lucecita- le dijo a la bebé-. Te prometo que seré el mejor papá del mundo y conmigo no te faltará nada.
Gerardo selló aquella promesa dejando un pequeño beso en la cabecita de su ahora hija.
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Una estrella de otro cielo
Genç KurguGerardo se ha convertido en papá soltero luego de adoptar a una bebé que dejaron a la puerta de su casa y desde ese entonces se convirtió en lo más especial de su vida. Ahora que Luz está por cumplir sus 15 años habrá muchos cambios en su vida pero...