Capitulo 2

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-¡Papá!- gritaban-. ¡Papá, ayúdame!

Gerardo alarmado se levantó y corrió al cuarto de su hija, su instintivo de padre lo llamaba.

-Luz, hija ¿qué tienes?- preguntó Gerardo al entrar al cuarto y encender la luz.
-No puedo dormir- dijo Luz aún asustada.
-¿Por qué no?
-Hay una bruja aquí en mi cuarto.
-¿Dónde? Aquí no hay nada mi niña.
-Si, estuvo aquí una bruja y dijo que me llevaría para alejarme de ti.

Gerardo se preocupó al escuchar eso, nunca le había contado a Luz que su mamá la había abandonado y tal vez la bruja de la pesadilla era ella, pero trataría de calmar a su hija.

-Debe estar escondida, papá- decía Luz.
-A ver... ¡Princesa!- dijo Gerardo-. Aquí está el caballero de la armadura que te va a defender de esa horripilante bruja que se encuentra dentro del armario.

Gerardo abrió la puerta del armario y actuaba como si estuviera combatiendo contra la bruja mientras Luz le echaba porras. Al final cerró nuevamente la puerta y se acercó a su hija.

-Servida su majestad, el caballero de la armadura la ha protegido de la temible bruja- dijo Gerardo sonriendo.
-Si que eres todo un caballero- dijo Luz muy feliz.
-Bueno hija, ya es hora de que te duermas porque te tienes que levantar temprano para ir a la escuela.
-Pero no te vayas papá, ¿qué tal si la bruja regresa?
-Esa bruja no regresará y menos cuando vea tu lámpara encendida.

Sobre un pequeño mueble había una lámpara que al encenderla iluminaba el cuarto con muchas estrellas, eso hacía dormir tranquila a Luz.

-Que bonitas son las estrellas- decía Luz mirandolas.
-Lo son, hija- dijo Gerardo también mirandolas-. ¿Sabes por qué te puse Luz? Porque el día que llegaste a mi vida la noche estaba iluminada por muchas estrellas, mucho más bonitas que estas.

Esas eran las historias favoritas de Luz, especialmente si hablaban de estrellas. El sueño la estaba venciendo así que se acomodó en su cama y su papá la arropó.

-Duerme hija- le dijo-. Yo me voy a quedar aquí contigo para que la bruja no vuelva a aparecer.
-¿Y si la bruja vuelve y no estás aquí?- preguntó Luz.
-No importa cuántas brujas vengan, yo estaré aquí todas las noches para combatir contra ellas y que la princesa pueda dormir.

Luz finalmente pudo dormir tranquila y con una sonrisa en su rostro, Gerardo se sintió más tranquilo al ver que su hija dormía en completa paz. Dejó su lamparita encendida y salió del cuarto.

Estando en su habitación no pudo sacarse la idea de lo que había soñado su hija, ¿y si eso era una señal de que su mamá la quería recuperar?

-Nadie te separará de mi lado Lucecita- decía Gerardo-. Tú eres mi hija.

Una estrella de otro cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora