Capitulo 26

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La fiesta ya estaba cerca, todos los preparativos ya estaban listos, solo algunas cosas las pondrían el día del evento.

Leonor se encontraba afuera de su casa regando sus plantas cuando vio que Lulú y Luz salían rápido de la casa, por lo visto llevaban prisa.

-¿Cómo que no quiere encender el auto?- preguntó Luz.
-De verdad no quiere encender y ya tenía mucho que no me fallaba- dijo Lulú-. Nos tendremos que ir en transporte público o en taxi porque tu papá se llevó su auto al trabajo.
-Hola Lulú, ¿a dónde van?- preguntó Leonor desde su casa.
-Ya vamos a ir por el vestido de Lucecita, pero mi auto no quiere encender.
-Yo las puedo llevar, no tengo muchos pendientes.
-Te lo agradeceríamos mucho.

Leonor fue a cerrar la llave del agua y por las llaves del auto, Lulú reía por la cara que había hecho Luz cuando supo que Leonor las llevaría.

-Tranquila gruñona, solo nos llevará por tu vestido- dijo Lulú riendo.
-Está bien, pero no la quiero de cariñosa conmigo- dijo Luz.

Llegaron al centro comercial, Luz abrazaba a Lulú con mucha emoción porque se volvería a probar su vestido después de unos meses y Leonor sentía celos pero lo ocultaba. Ya estando en la tienda de vestidos pasaron a Luz al vestidor para que se probara su vestido ya ajustado, tenía muchas ganas de llorar cuando se miró al espejo ya con su vestido puesto.

-Está más hermoso de lo que recordaba- dijo Luz sonriendo.
-Se ve diferente porque le añadimos un poco más de pedrería- dijo la vendedora sonriendo-. El objetivo es que se vea como la temática de lo que será tu fiesta. ¿Quieres mostrárselo a tus acompañantes?

Luz asintió y salió del probador, las dos mujeres quedaron sorprendidas, especialmente Leonor.

-¡Ay mi niña, te ves hermosa!- dijo Lulú-. La última vez que lo ví aún era amiga de tu papá.
-Y esta vez que me acompañaste siento mucha felicidad porque ahora siento que mi mamá lo está viendo- dijo Luz sonriendo.

Ambas se abrazaron, Leonor se sentía tan mal que quería decirle a Luz que ella era su verdadera madre pero no quería arruinarle el momento, mucho menos a unos días de su fiesta.

-¿Tú qué opinas, Leonor?- preguntó Lulú-. Se le ve bonito, ¿verdad?
-Si, se le ve muy bonito- dijo Leonor fingiendo una sonrisa-. Ya maquillada y peinada se verá más hermosa.

Luz fue a quitarse el vestido y se lo entregaron para por fin llevárselo a casa.

Llegaron a casa, le agradecieron a Leonor por haberlas llevado y Gerardo ya había llegado de trabajar.

-¡Hola mis amores!- las saludó abrazándolas-. ¿Dónde andaban?
-Fuimos por el vestido de Lucecita- dijo Lulú-. Pero Leonor nos llevó porque mi auto comenzó a fallar, en la semana lo llevo al taller.
-¡Ay papá, mi vestido quedó muy hermoso!- dijo Luz emocionada-. No puedo esperar a que llegue el día de mi fiesta.
-Ya no falta nada, hija. Ese será un día inolvidable, ponte tu vestido para verlo yo.
-No papá, tendrás que verlo hasta el gran día.
-Entonces jovencita, usted está a punto de ser atacada por las garras de las cosquillas.

Luz se fue corriendo a su cuarto y detrás de ella se fue Gerardo. Lulú reía al escuchar las carcajadas de Luz y fue a ver lo que sucedía, vio a Gerardo haciéndole cosquillas a su hija.

-¡Ahora a Lulú!- dijo Luz al verla.
-¡No muchachos, ya saben que soy muy cosquilluda!- dijo Lulú riendo mientras recibía las cosquillas.

Amaban esos momentos en familia, se divertían mucho y la felicidad nunca se perdía.

Una estrella de otro cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora