Capitulo 31

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Luz y sus padres regresaron adentro, todos los invitados ya se estaban comenzando a retirar, le ofrecían una disculpa a Luz pero sabían que ella y su familia tenían un tema importante de que hablar.

-Perdón hija, yo no quise que esto sucediera- dijo Leonor.
-Eso no me importa, yo solo quiero saber ¿por qué me abandonaste?- dijo Luz enojada.
-Yo nunca quise hacerlo, cuando tú naciste yo no tenía suficiente dinero para poder sacarte adelante. Pero cuando conocí a Salvador mi vida cambió y comencé a buscarte para que volvieras conmigo, ahora nada te faltará.
-¡No!

Leonor se asustó ante aquella respuesta de Luz, la joven lloraba de coraje pero era momento de decirle lo que realmente sentía.

-Perdoname hija- dijo Leonor apunto de llorar.
-No me llames así- dijo Luz-. Ahora entiendo a qué se debía tu pregunta, sentías celos de Lulú solo porque es una gran mamá. Ella me ha estado apoyando desde que la conocí, me da buenos consejos y si mi papá me hubiera llegado a faltar el día que recibió un balazo yo sabía que Lulú no hubiera dejado sola. Pero ni hablar de lo maravilloso que es mi papá Gerardo. ¿Tú qué vas a saber de lo que era pasar las noches en vela cuando yo me enfermaba? ¿Tú qué vas a saber de los sacrificios que el hizo para conseguir algo que yo realmente ocupaba?
-¡Hija, lo siento! ¡Perdóname!

Gerardo y Lulú alejaron a Luz de Leonor, la abrazaron en modo de protección. Leonor estaba destrozada, realmente quería recuperar a su hija.

-No puedes alejarte de mí, Luz- decía Leonor-. A pesar de haberte dejado nunca perdí tu patria potestad.
-En eso se equivoca, señora- dijo el jefe de Gerardo-. Al reportar un menor abandonado se realiza una investigación sobre los familiares.
-Pero al no dar con su paradero ni el de su familia durante dos años me concedieron la patria potestad y guardia y custodia de mi Lucecita- dijo Gerardo-. Por lo tanto usted ya no es la madre de Luz.
-¡No por favor, no me pueden quitar a mi hija!
-Nadie se la quitó, señora- habló Lulú-. Usted fue la responsable de esta situación.

Luz ya estaba harta y decidió darle fin a esa discusión, sin soltar las manos de sus padres se acercó a Leonor.

-¿Sabes?- dijo Luz-. Me alegra que me hayas dejado hace quince años en esa puerta, ¿y sabes por qué? Porque encontré a la familia más maravillosa del mundo.
-Vámonos Leonor- le dijo Salvador.

Salvador y Leonor se retiraron, Luz se reunió con su familia quienes la llenaron de abrazos, a ella no le importó que su fiesta no hubiera terminado como quería pero lo importante para ella era estar con su familia.

Más noche todos ya habían regresado a sus hogares, Gerardo preparaba un té para Lulú y para él antes de irse a dormir.

-Por fin se durmió- dijo Lulú.
-Pobre de mi niña, este día quedará marcado para siempre en su vida- dijo Gerardo y en un momento sonrió-. Pero también estoy orgulloso de ella.
-¿Por lo que le dijo a su mamá?
-Si, nunca imaginé que mi niña fuera tan valiente al enfrentar así a su mamá. Era la reacción que menos me esperaba.

Hubo un momento de silencio en el que la pareja no dejaba de pensar en la situación, Gerardo se sentó un momento en el sillón y su mirada estaba perdida.

-¿Qué pasa, amor?- preguntó Lulú sentándose a su lado.
-Estuve pensando en el motivo por el que Leonor abandonó a Luz- dijo Gerardo-. Yo sé que mi hija no querrá volver a ver a su mamá, pero tengo la esperanza de que tarde o temprano la perdone.
-La verdad que si, nuestra niña tiene un gran corazón. Solo es cuestión de tiempo.

Ya no hablaron más del tema, se tomaron su té y finalmente se fueron a dormir.

Una estrella de otro cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora