Capitulo 25

16 2 0
                                    

Luz se encontraba afuera de su casa con sus amigos y novio realizando los ensayos de sus bailes, sin darse cuenta Leonor los observaba.

-Bien chicos, tomen un descanso para continuar con el baile sorpresa- dijo la maestra de danza.

Todos aprovecharon para tomar agua y platicar un momento, Leonor también aprovecharía para platicar con Luz.

-Hola Lucecita- la saludó abrazándola.
-Hola señora Leonor- devolvió el saludo sintiendose rara.
-Que bonito ensayaron.
-Gracias.
-Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-¿Por qué llamaste “mamá” a Lulú cuando ella no lleva tu misma sangre?

Era extraño para Luz que Leonor le hubiera hecho esa pregunta, pero también se sintió molesta de que hiciera ese comentario. Nadie se metería con su familia.

-A ver Leonor, por el hecho de no llevar la misma sangre no significa que quiera a Lulú como a una mamá- dijo Luz-. Ella nos ha hecho felices a mí y a mi papá, y en el tiempo que lleva siendo pareja de mi papá logré encontrar en ella una figura materna. Perdón Leonor, pero debo continuar con los ensayos.

Luz regresó con sus amigos para continuar ensayando y Leonor regresó a su casa. Alex, Lidia y Eugenia notaron a Luz muy pensativa luego de que hablara con Leonor.

-¿Está todo bien, Luz?- preguntaron.
-Si, todo bien- dijo Luz-. Pero la señora Leonor está comenzando a sacarme canas verdes.
-Tranquila amiga, seguramente le está costando conocer nuevas personas y contigo tal vez ya se siente en más confianza- dijo Eugenia.
-Pues no creo porque esa ya es demasiada confianza y sobretodo mucho afecto.

Sin decir más continuaron ensayando, Luz volvió a sentir la felicidad al estar bailando que se había olvidado de la situación con Leonor.

Cuando Gerardo y Lulú llegaron de trabajar comenzaron a ponerles los nombres a las invitaciones con ayuda de Luz, ella era la más emocionada.

-No puedo creer que todos hayan confirmado su asistencia a mi fiesta- dijo Luz.
-Ese día solo encárgate de disfrutarlo y no dejar de sonreír, mi niña- dijo Gerardo-. Oye Lucecita, ¿podemos invitar a Leonor y a Salvador a tu fiesta?
-¡Ay no papá, no! Quedamos en que solo invitaríamos a la familia, mis amigos de la escuela, sus compañeros del trabajo y algunos del vecindario.

Era gracioso cuando Luz se enojaba porque aveces se lo tomaba como broma, pero esa vez se lo tomó muy enserio. Lulú se sentó a su lado para platicar con ella.

-Lo sabemos mi niña, pero Leonor está insiste e insiste en que quiere ir- dijo Lulú.
-Si hija, y además los dos se han llevado muy bien con nosotros- dijo Gerardo-. Sería buena idea invitarlos para que conozcan a más personas.
-Tu papá tiene razón, princesa. Y además no seas exagerada que Leonor te quiere mucho, te aprecia mucho.
-¡Ay mamá, pero si se pasa de aprecio!
-¿Cómo que se pasa?
-Es que es la verdad, papi. Todo el tiempo me está abrazando, acariciando el cabello, nunca me suelta. ¡Me desespera!
-Tranquila fiera, así es ella.

Luz lo estuvo consultando por un momento con su mente hasta que por fin tomó una decisión, pero pondría una condición.

-Está bien, si pueden invitarlos- les dijo por fin.
-Gracias hija, ellos estarán muy contentos- dijeron Gerardo y Lulú.
-Pero con la condición de que el día de mi fiesta no me esté amortiguando todo el rato.

Continuaron con la organización de las invitaciones, Gerardo y Lulú notaron aquello muy extraño, tenían una leve sospecha de lo que sucedía pero eso lo descubrirían el día de la fiesta.

Una estrella de otro cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora