Capitulo 32

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Pasaron algunas semanas, las cosas volvieron a la normalidad aunque la situación nunca iba a ser olvidada.

Luz se encontraba en la sala de su casa haciendo su tarea junto a Alex. En ese momento Gerardo y Lulú entraron a la sala, se mostraron un poco preocupados.

-Lucecita, necesitamos hablar contigo- dijeron.
-¿Qué ocurre?- preguntó Luz.
-Salvador y Leonor están por mudarse- dijo Gerardo-. Creo que ya es momento de que hables con Leonor.

Luz se mostró muy pensativa, aún era difícil para ella asimilar toda esa situación, no sabía si perdonarla aún. Lulú la comprendía y tomó sus manos, Luz alzó su triste mirada.

-Sabemos que es difícil para ti esta situación- dijo Lulú-. Lo que Leonor hizo tuvo explicación, pero no siempre podrás guardarle rencor y ella vivirá con mucho dolor. Ella te perdonó desde el principio, ahora tú debes hacer lo mismo.
-Pero...- dijo Luz un poco triste.
-Tranquila hija- dijo Gerardo mirándola y transmitiendole calma-. Recuerda que Lulú y yo aún seguimos siendo tus padres.

Gerardo y Lulú salieron de la casa, Luz trataba de asimilar aquellas palabras de sus padres. Alex le dió un beso en la mejilla logrando hacerla sentir más tranquila.

-Tus padres tienen razón, ya es momento de que perdones a tu mamá- dijo Alex.

Gerardo y Lulú se despedían de la pareja, Leonor se sentía mal al no ver a Luz con ellos ya que quería despedirse de ella.

-Leonor, ya no tienes que vivir con la culpa- dijo Gerardo-. Tuviste razón para hacerlo, pero no levantamos cargos en tu contra aunque si perdiste la patria potestad de tu hija.
-Reconozco que hice mal y no me ganaré fácil el perdón de Lucecita- dijo Leonor-. Pero por favor les encargo mucho a mi hija, cuidenla.
-No tienes que pedirlo- dijo Lulú-. También es nuestra hija y la amamos.

Salvador y Leonor se dieron la media vuelta para subir a su auto. Gerardo y Lulú también regresarían a casa, en la puerta estaba Luz y cruzó hacia la otra casa, ya sabían lo que estaba por suceder.

-Leonor- la llamó.
-Hija... Digo Lucecita- dijo Leonor.

Las palabras no salían de la boca de Luz, pero recordó las palabras de sus padres y su novio sintiendose más tranquila. Con lágrimas en los ojos Luz miró a Leonor.

-¿Por qué?- dijo Luz derramando lágrimas.
-Mira, no es fácil para mí verte a la cara- dijo Leonor-. Pero te pido perdón por todo este tiempo, jamás quise dejarte, yo solo quería lo mejor para ti.
-Sé que el día de mi fiesta estuve demasiado molesta, pero mi papito me enseñó a nunca guardar rencor y saber perdonar.
-Eso quiere decir...
-Si Leonor, tienes mi perdón.

La tristeza y el enojo se convirtieron en unas sonrisas, después de tantos años madre e hija se unieron en un gran abrazo. Salvador, Gerardo y Lulú sonreían al ver esa linda escena.

-Ya nos tenemos que ir- dijo Leonor sonriendo-. Pero prometo venir a visitarte pronto, claro, si tus padres lo autorizan.
-Puedes venir cuando gustes, Luz también es tu hija- dijo Lulú.
-Nosotros no impediremos que veas a Lucecita- dijo Gerardo-. Los esperamos también el día de nuestra boda.
-¡¿Boda?!- exclamaron todos.

Al mirarlo, Gerardo se arrodilló frente a Lulú y del bolso de su pantalón sacó una pequeña cajita aterciopelada. La mujer quedó sorprendida y las lágrimas ya estaban al borde.

-Lulú, sé que es poco el tiempo que llevamos como pareja, pero al ver la maravillosa mujer que eres y en especial la mejor mamá para Lucecita, ya estoy seguro que quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. ¿Quieres casarte conmigo?

Gerardo abrió la cajita mostrando un hermoso anillo, Lulú no tenía palabras pero sus lágrimas y su sonrisa lo decían todo. Asintió muchas veces hasta que pudo hablar.

-¡Si amor, claro que me casaré contigo!- dijo Lulú feliz.

Gerardo le puso el anillo, besó su mano y después se levantó para besarla. Los demás aplaudieron, Luz era la más feliz y abrazó a sus padres.

-Ahora si mi felicidad está completa- dijo Luz.
-Y nada arruinará esa felicidad, mi estrella de otro cielo- dijo Gerardo.

Fin

Una estrella de otro cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora