Capitulo 62| "Te extraño mami"
Narra Alison.
Cuatro días, hace cuatro días que se llevaron a mi madre, hace cuatro días que no duermo, hace cuatro días que solo vivo en mi mundo, hace cuatro días que no he comido nada, hace cuatro días mi mundo se detuvo.
Te extraño mami… ¿dónde estás? ¿Has comido algo? ¿Te tratan bien? ¿Estas herida?
Te necesito. Quiero un abrazo, ¡por favor! Solo uno, pero que sea tuyo.
Esos son mis únicos pensamientos, es lo único que ha ocupado mi cerebro en estos días.
Lo único que me han dicho, es el nombre de Jeremy Steel que es quien tiene a mi madre, sé que Harry tiene más información, pero ni él ni Xavier me quieren decir cual grave es la ocasión.
Me siento desorientada, siento que me ocultan cosas, al igual que Colton.
Luego del baile de Otoño, nos dieron dos días de descanso, en estos momentos debería estar en clases, pero no puedo… no puedo fingir que me vida está bien y que todo es de color de rosa, cuando en verdad mi vida es una mierda, lo único que pido es un abrazo, un abrazo de mi mamá, pero por más que lo desee, sé que no lo tendré, pero como siempre dicen.
“La fe es lo último que se pierde”
Y es por eso que estoy tan desesperada, por más que espero no hay resultado, y creo que mi fe ya se está acabando.
Refiriéndome a lo de Colton, se ha comportado un tanto extraño. Sé que está preocupado por mí, pero creo que se está sobrepasando al hacer su papel de guardaespaldas personal, como lo nombro Harry hace unos días.
—Ten—levanto la mirada para ver una bandeja con un tipo de carbonada y un zumo de naranja.
—No gracias—le contesto.
Ignoro los reclamos de Xavier y vuelvo mi mirada hacia la ventana, para ver como el agua choca con el vidrio asiendo que barias gotitas de lluvia resbalen por este y se pierdan en el marco.
Y así me pasó mis mañanas, rechazando la comida que me ofrece Harry y Xavier, y ver por la ventana con el celular en la mano, por la esperanza de que mi madre me devuelva una de las mil llamadas que le he hecho, con tal de que me mande al buzón de voz y poder escucharla.
— ¿Dónde está? —escucho un par de voces provenientes de la cocina.
—Donde siempre está, no se separa de la ventana—
Sin despegar la vista de los hermosos rascacielos que adornan la ciudad escucho los pasos que se acercan a mí por la espalda, pero sin necesidad de voltearme sé que es Colton, ya deben ser las tres de la tarde. Siempre llega a esta hora.
Y hace lo mismo que todos los días, me levanta de la silla de madera que acerque de la cocina y se sienta en ella para luego indicarme que me siente en su regazo y recargue mi cabeza en su cuello y así ambos mirar por la ventana.
—Hola—me dice al oído.
—Hoy estuvo muy aburrido el instituto—
— los chicos quieren venir a verte, pero les dije que aún no—
Solo escucho las cosas que me dice, sin ninguna expresión en el rostro, no lo miro cuando me habla ni me muevo, solo escucho y observo la lluvia.
—Mamá me pidió que te llevara a cenar hoy a la casa, pero le conteste de que ya teníamos planes—
—y Claudia y Jacob están bastante distanciados, en realidad nadie sabe el por qué no lo quieren decir. Yo creo que ellos tienen algo—
Y así transcurre el resto de la tarde, el pasando sus brazos por mi huesuda cintura, por qué le dijo huesuda, porque ayer en la noche cuando me iba a duchar me mire y ya se me estaban notando algunos huesos, y mi rostro, son puras ojeras que hace con mi piel pálida y mi pelo opaco.
A veces creo que mi vida se fue, junto con mi madre.
Y en silencio las lágrimas vuelven a caer, Colton al escuchar mis sollozos me aprieta más a él, ocultando su cabeza en mi cuello para darme pequeños besos.
—Ya preciosa, ya la encontraremos—
—la extraño—susurro aun mirando la lluvia, sin moverme mucho, pero aun así dejando caer mis lágrimas sin ninguna expresión.
Lagrimas silenciosas las solía llamar cuando pequeña. Cuando extrañaba a mi padre y me iba a acostar con mi madre, y ahí con ella abrazada me ponía a llorar en silencio para no despertarla y así me quedaba dormida, pero ahora la que me falta es ella, la que me abrase y me ayude a dormir.
—Lo sé, y no sabes cómo me duele verte de esta forma—
Sin importar lo que diga, mis lágrimas siguen cayendo hasta que me tengo que mover para poder cubrirme el rostro y sollozar.
—Ven aquí pequeña—
Me acomodo y escondo mi rostro en su pecho, mientras el me da suaves besos en mis mejillas, pasando su brazo por mi espalda meciéndonos en la silla, como si se tratara de un bebe.
—Duele mucho—
—Lo sé pequeña, lo sé pero tienes que ser fuerte, por ti y por tu mamá, por las dos. —
Sorbiendo por la nariz levantando un poco la mirada y lo veo. Aunque viniera todo estos cuatro días, no me he fijado en su rostro, lo único que hago es ver por la ventana y ahora que lo tengo frente a mí, le doy gracias a dios por hacerme topar con un chico como él.
—Tengo hambre—le susurro limpiándome la nariz con la manga de mi sweater lila.
—Ven aquí mi koala—me levanta y aun así en sus brazos me hace poner mis pies en su cintura. — Vamos a comer—y me dirige hacia la cocina, como una niña chiquita.
—Te quiero—le confieso en su oído.
Aun sin verlo sé que está sonriendo, al igual que yo.
—Ya lo sé—
—Eres un creído—
Me separo un poco y le golpeo el hombro soltando una pequeña risita.
Vaya hace tiempo que no me salía una sonrisa verdadera.
—Yo también te quiero mi pequeña—
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Mi nuevo amor...
Teen Fiction-sabes tienes unas lindas piernas- dice mirándome de arriba abajo -pues si y sabes para que son buenas?- digo con una sonrisa sexy -no hermosa, para que sirven?- dice acercándose a mi lentamente con una sonrisa -para patear las pelotas de los idi...