Capítulo XXXI

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Manchas de dolor.

Mi cabeza levita dentro de mis pensamientos, no soy más que un manojo de emociones tratando de controlarse.

Todo este tiempo había pensando que amaba a Jane, pensé que había dañado lo que tocaba, me había alejado sin motivo, pensé que todas sus acciones eran debido a su actitud prepotente y nefasta.

Todo el tiempo estuve equivocada, él me estaba cuidando, estaba velando por mí, estaba escondido haciendo lo necesario por verme bien, yo mientras pensaba en cómo destruirlo.

—No soy un príncipe azul, no tengo buenas intenciones y no te daré bombones y regalos—me agarra la cara—soy penumbra, soy un asesino, disfruto del dolor, soy todo aquello que se llama "mal".

—Pero....

—Necesito que te vayas—me pide—marchate lejos , aléjate, Jane ahora ira tras ti.

—No puedo irme—susurro—No puedo dejarte.

—No me puedes dejar si nunca estuviste conmigo.

Aparata la cara y siento el dolor arder en mi pecho, es cierto, nunca estuve con él, los celos me ganaron, tuve mis razones , pero no puedo evitar pensar todo el tiempo que estuve tratando de derrumbarlo cuando él quería levantarme.

Estoy aturdida y confundida, salgo caminando huyendo de mis propios pensamientos, todo ha pasado muy rápido,la muerte de Adam, mi cercanía con Damiano, las amenazas de Jane, la confesión de Alexxo.

Me encierro en mi oficina y lloro, ya no sé por qué, pero lloro sin poder evitar sentir que no tengo el control de nada , no sé que hace.

Veo una figura sentarse a mi lado y me encuentro a Damiano mirándome confundido.Se acerca a mí y me abraza, mis sollozos aumenta al sentir su cercanía.

Él ha sido mi apoyo, no puedo evitar sentir que le estoy fallando, no quiero dañarlo, sería fatal para él, lloro en sus brazos y pienso en qué debo hacer.

Debo alejarme, pero ,¿quiero?, claro que no.

No puedo decirle a Damiano nada de lo sucedido, no ahora.

—¿Qué pasa?—susurra—Tranquila yo estoy aquí.

Dejo que me apriete y se acerca para besarme pero cuando está cerca giro mi cabeza en rechazo, él se levanta y me mira serio, sabe que algo me sucede, sale de la habitación sin decir nada y respiro profundo.

Me lavo la cara y me dispongo a irme a mi casa , necesito descansar, pensar tanto me está matando.

Recibo una llamada y veo en la pantalla la foto de mamá, tomo aire y me aclaro la garganta.

—Hola mamá—saludo.

—Cariño, pasé por tu casa a recoger algunas cosas que me había dejado y para ver cómo estabas.

—Oh no sabía nada—me froto la sien.

—Tranquila, aún estoy aquí—da una pausa—tengo a una compañera de trabajo tuya que dice que esperará a que llegues, dice que te tiene un regalo.

Por un momento me quedo pensando pero mis alarmas se encienden cuando entiendo de quién está hablando.

—¿Cómo se llama?—digo desesperada.

—Jane—dice mi mamá.

Mi mundo se detiene y cuelgo sin pensarlo, salgo corriendo a la oficina de Trevor y lo encuentro organizando papeles.

—¿Tienes el informe que te dejé encima de la mesa?—me desespero.

—No, ¿estás segura que lo dejaste aquí?.

El diablo en disfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora