Capítulo XXII

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Renacer.

El timbre de mi casa me despierta, han pasado tres días desde que no asisto al trabajo, todo con la excusa de que te estoy enferma, cuando en realidad solo quiero reponer mis fuerzas.

Me levanto de la cama de mala gana y me acomodo un poco el pelo, tengo ojeras y parezco un zombi andante.

Abro con cuidado y un atisbo de sopresa me atraviesa cuando veo a Trevor frente a mí.

—Ellie ,disculpa que venga hasta aquí pero tenemos que hablar.

—Adelante—lo invito a pasar.

Se sienta con la misma expresión seria en uno de los sofás , yo tomo mi puesto en otro para detallar bien su cara.

—Vengo aquí porque la situación se nos ha salido de las manos—apoya los codos en la rodilla.

—Se trata de Alexxo—musita.

El simple echo de oír su nombre hace que me estremezca silenciosamente.

—Ya le dije que no quiero tener ningún tipo de contacto con el paciente—zanjo el tema.

—Hemos encontrado una chica en su habitación esta mañana—empieza—todo indica que tuvieron sexo, pero eso es lo menos preocupante, después de tener sexo la agredió haciéndole pequeñas cortadas por todo el cuerpo.

La noticia impacta dentro de mi pecho, me siento desorientada y la boca se me seca en cuestiones de segundos.Me siento estúpida, me duele más el echo de que haya estado con una chica a que la haya lastimado.

—No entendemos por qué su comportamiento es así últimamente pero lo único que hace es empeorar y no queremos que llegue a matar.

Se me eriza la piel de solo pensar que será un asesino más.

—Dígale a su doctora de cabecera que haga castigos.

—Ellie, sabes que eres la mejor—me sostiene la mano—cuando lo tratabas tú mejoró y no hacía nada de estas barbaridades.

—No mejoró, solo escondió lo que era.

Decirlo me duele pero es la realidad, no hizo más que esconder su verdadera forma y manipularme.

—Siento que esto solo irá a peor—se frota la sien—necesitamos encontrar ya un punto débil del cuál tirar.

Solo un nombre viene a mi cabeza.

Jane.

—Estamos haciendo la terapia de grupo pero no acabo de ver resultados —se queja.

—No es algo tan simple, lleva tiempo y paciencia—explico.

—No tenemos tiempo—me mira fríamente—no permitiré más muertes en ni hospital.

—Yo no puedo hacer nada—me defiendo.

—Sí, si que puedes—se acerca—encuentra ese punto débil y hazlo entrar en razón.

—No soy su doctora para llevar a cabo tales terapias—le suelto.

—Necesito que seas su doctor, Jane no me ha dado resultados.

—Lo siento Trevor pero no quiero involucrarme más con Alexxo.

—Entonces nos ayudarás sin verlo, solo debes decir lo que hay que hacer—ofrece.

Respiro hondo tratando de razonar, no puedo acercarme a él, por mi propio bien, pero tampoco puedo permitir que se salga con la suya destruyendo a su paso a todos.

—De acuerdo, pero nadie puede saber que estoy involucrada en el proceso.

—Atenderé a Alexxo yo mismo—sentencia—y tú me dirás cómo hacerlo.

El diablo en disfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora