Capítulo XXIV

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A puño y letra.

Las miradas recaen en las dos personas que se abren paso entre todos, todos la miran a ella, que no tiene miedo de ir de la mano de un peligro, de alguien que solo se conoce por detonar misterio.

Pero ella no es de tener miedo, y mucho menos de esconderse tras una bata de doctora, ella doma , adiestra y calcula a las bestias, ella sabe cómo usar sus dotes y hacer lo que más le gusta, llevar el control de todo.

Resulta que nunca pensé ser ella, cuando era pequeña pensaba que sería una doctora común y estaría atendiendo a pacientes normales, y hoy soy uno de los mayores exponentes en el mundo de la psiquiatría.

—Tomen asiento—digo aún sosteniendo a Damiano.

Todos se mueven y toman su puesto, Damiano se coloca frente a la chica que está sentada a mi lado y le hace una seña para que se aparte, la cual ella no ignora corriendo a otro lugar.

—Hoy será el día que daremos a conocer nuestro amigo secreto—anuncio.

Todos se emocionan y esperan con ansias el momento.

—¿Quién se ofrece a ser el primero?—indago mirando alrededor.

—¡Yo!—una chica se levanta sonriente y saca una serie de discos de rock originales.

Todos se quedan atentos y se desplaza al centro aguantando el regalo sin perder la sonrisa, camina unos pasos y se posa frente a Alexxo ofreciendo los discos.

—Son para ti ,soy tu amiga secreta—irradia emoción.

Él la mira de pies a cabeza con indiferencia y se levanta.

—Mejor entrega eso a alguien con quien sí tengas oportunidad—la corta.

La chica se remueve incómoda y no sabe que hacer , los murmullos se hacen escuchar y es notable la incomodidad del momento.

—Escuché que te gustaba el rock—musita ella.

—Me gusta el rock pero no las chicas tontas—se burla.

La chica se queda estática y puedo sentir su dolor desde mi asiento, me levanto y tomo los discos.

—A mí sí me gusta el rock y tú y yo lo escucharemos juntas, ¿vale?—le digo.

Ella sonríe y vuelve a su asiento.

—Bien, es mi turno—sonrío.

Me muevo un poco por los puestos creando intriga y me sitúo frente a Damiano con una sonrisa.

—Esto es para ti—le entrego el bolso de dulces.

—¡No jodas!—exclama—joder eres la mejor—me abraza fuerte y todos ríen.

—Oye debes compartir algo—se burla uno.

—¿Y si te comparto un puñetazo?—lo mira riendo.

Tomo asiento de nuevo y me alegro de saber que le gustó el detalle.

—Bien vamos a ver quién es mi amigo —dice con diversión.

Camina un poco y se pone frente a una chica, le entrega unos adornos para el pelo y ella se sonroja.

El intercambio sigue hasta que Alexxo se levanta con una foto de él y se aproxima a una chica.

—Toma, esto es para que puedas presumirme—le entrega la foto.

Que cínico, la chica es tan tonta que mira la foto como si fuera el mejor regalo que pudo haber recibido, la miro con mala cara pero ella sigue feliz en su mundo.

El diablo en disfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora