Capítulo XLIII

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Alexxo.

Las palabras del doctor retumban en mi cabeza y me hacen caer en el suelo, pierdo toda la fuerza que tengo y veo todo borroso, mi corazón se desborda en intensos latidos que amenazan con desmayarme.

—¡Sigan intentando—grito con todas mis fuerzas.

El doctor me mira con lástima pero la ira me posee y me abalanzo tomándolo por el cuello de la camisa.

—Siga reanimando o juro que lo mato—digo entre dientes.

Él se resinga y comienza a reanimar nuevamente, el pelo de Ellie cae sobre su frente y sus labios están entreabiertos.

Me niego a perderla, hace unas horas la tenía entre mis manos y ahora está lejos de mí, a millas de distancia, a pesar de que la tengo a unos metros.

La sensación de sus besos y caricias me atormenta y juro que si muere no aguantaré tal dolor, me convertiré en una máquina de matar para desahogar una pequeña parte del dolor que me oprime.

—Está muerta—me susurra la enfermera.

—¡Sigan intentando ,joder!—vocifero.

El doctor continúa y veo las probabilidades pasar por mi cara, dejándome solo con el sentimiento de vacío.

—Tenemos pulso—dice el hombre poniéndose de pie.

El personal la agarra y le pone el oxígeno, la conectan a la máquina y la suben a una camilla, me apresuro a ir a su lado pero uno me detiene.

—Solo se permite llevar a familiares.

—¡Que te den!—espeto—yo no la dejo sola.

Él suspira y salimos corriendo por el hospital, nos adentramos en el pasillo donde están las habitaciones médicas y al entrar en una la ponen en la cama, las enfermeras corren de un lugar a otro supervisando que todo esté en orden.Los doctores mandan a ponerle no sé que medicamento al suelo y yo camino de un lado a otro tratando de controlar mis impulsos.

Pasan minutos largos como el infierno y miro con atención al doctor que se aproxima.

—Logramos estabilizarla.

—Joder—suelto todo el aire de mis pulmones.

—Sufrió un ataque cardíaco.

Me paso la mano por el pelo frustrado, los recuerdos por poco le cobran la vida.

—¿Qué pudo haber ocasionado esto?.

—Recordó todo lo que le hicieron olvidar con el electroshock.

Sus ojos se abren y me da una mirada de absoluta sopresa.

—Pero eso es casi imposible.

—Bueno ya no tanto—ironizo pasando por su lado para sentarme en la cama.

Tomo el dorso de su mano y lo beso con suavidad, su pecho se mueve lentamente y juro que quiero que despierte, no soportaría perderla, no a ella.

Siento unos pasos llegar y me giro para encontrarme con la persona que tanto quería encontrarme.

—Tú..—dice con rabia el padre de Ellie.

—Una lástima que conozca a mi futuro suegro en estás condiciones—me acerco—pero más lástima da que lo tendré que matar.

—Engendro...¿qué le has echo?.

Le doy una sonrisa macabra y tensa la mandíbula.

—Mejor no te mataré, dejaré que ella te demuestre la mierda que eres de padre.

El diablo en disfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora