El diablo en disfraz

Capítulo XXIX

Sabe a peligro.

Esas tres palabras hacen escombros en mi cerebro mientras trato de asimilar que tengo a la persona que amo frente a mí diciendo eso, a la persona que me ha destruido y he jurado hacerle lo mismo una y otra vez.

-Vete-no logro decir nada más.

-No quieres que me vaya-interviene-tú me amas-me mira a los ojos.

Algo dentro de mí grita que sí, sí joder, lo amo de una manera enfermiza pero no está bien, no puedo dejar que juegue conmigo otra vez, no más.

-Yo te odio-lo miro-y si pudiera te matara con mis propias manos.

-No lo niegues-me toma la cara-me amas, solo dilo-insiste.

¿A qué se debe esto?.

¿Cuál es su objetivo de jugar conmigo?.

-Te odio-susurro.

Su expresión se endurece como si lo pusiera de los nervios que dijera eso.

-Te odio-repito tratando de convencerme a mí misma.

Cada "te odio" es un "te amo", cada palabra odiosa es una señal de amor, cada mirada asesina es una mirada enamorada.

-Es imposible que me odies si tus ojos gritan lo contrario.

-Te odio con todo mi ser, has jodido y echo pedazos cada parte bonita de mi vida-empiezo-desde que te conocí solo me has echo una mierda, me has tratado bien, te has apartado y luego te burlas en mi cara, has echo daño a todo aquel que se acerca, has roto, despedazado y enterrado toda esperanza que tenía en ti.

Me mira como si mis palabras le llegaran a lo más profundo y le dolieran.

-Así que no te amo, es imposible amar a quien odias tanto-termino de decir.

Veo un destello de algo que desconozco en sus ojos, pero realmente no quiero saber qué piensa , no quiero analizar , no quiero adentrarme más en él, solo quiero que desaparezca.

Se levanta suavemente, mira a otro lado y sus manos se tensan.

-¿Qué sientes por Damiano?-dice muy bajo.

Me quedo pensando por un momento a qué viene su pregunta , me pregunto qué siento, pero no lo sé con exactitud, sé que con él puedo ser yo, puedo buscar en él mi refugio y mi calma.

-Creo que me estoy enamorando-digo con un hilo de voz.

Él se queda rígido sin moverse, pasan minutos y me quedo mirando su actitud pero no le veo la cara, luego se echa a andar con lentitud y me quedo pensando en mis propias palabras.

¿Realmente me estoy enamorando?,¿o sólo lo dije para tratar de causar algo en él?, no lo sé, ya no sé qué sentir o qué pensar, todo es un dilema.

Miro la hora y son las 3:26 AM, el cosquilleo me lleva a ver las cámaras pero Alexxo no está aún, espero por minutos pero no llega, comienzo a preocuparme, pasa el tiempo y la habitación se mantiene vacía, pienso en las mil posibilidades de lo que podría estar haciendo y solo tengo una respuesta: Damiano.

Me acuesto en el sofá y me obligo a dormir, no puedo vivir al tanto de lo que haga él, o lo que pueda pasar, ya bastante tengo con lo que ocurre en mi cabeza.

Es gracioso como me baso en entender las mentes ajenas y ahora no entiendo ni la mía.

-

La luz que se escurre por las ventanas hace que despierte de mi sueño y trate de enfocar la vista, me duele la cabeza y el mareo está presente, agarro unas pastillas para calmar la sensación de estar en una montaña rusa.