Capítulo XXXVIII

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El coche de mi padre me espera en la salida y entro sin mediar palabra, él me da un beso en la frente y prende el motor.

-Te he conseguido un nuevo apartamento-dice mientras conduce-es mejor que salgas del ambiente que tenías antes.

-Gracias papá-le sonrío.

Después de todo tengo que admitir que ha sido mi salvador, me sacó de la miseria y se ha encargado de que mi vida esté sana.

Me lleva a un edificio sofisticado y nos bajamos, entra al lobby y pide las llaves, una chica de pelo rojo se la ofrece y él me las da.

-El parking es más abajo-dice-es subterráneo, se accede a él bajando la loma, hay una esquina con la entrada exterior, por dentro puedes bajar mediante el elevador al piso 0 y ese es el parking.

-Bien-capto la información.

Subimos al último piso y caminamos por un pasillo, se detiene en la habitación 125 y me señala que abra.

Introduzco la llave y abro la puerta, una sala acogedora con sofás color negro, cortinas rojas y paredes blancas me recibe.

La sala se conecta con un balcón que da vistas a la Ciudad, abro las puertas de cristal y siento el aire mecer mi pelo, la altura es abrumadora pero disfruto estar en un nuevo hogar.

Entro nuevamente y camino a la parte que conecta la cocina, hay una meseta donde sentarse a comer, sigo el pasillo y hay una puerta.

Mi habitación, es grande, con una gran ventana que deja ver la ciudad, la cama es gigante y está llena de cojines, hay un televisor en la pared y todo está adornado con cuadros pintorescos, hay un estante lleno de libros, seguidamente está el baño , con una bañera gigante que parece un jacuzzi, un espejo de cuerpo entero y miles de lociones acomodadas.

-¿Te gusta?-pregunta papá.

Lo abrazo con fuerza y sí, definitivamente me encanta, es hermoso.

-¿Lo pagaste tú?-lo miro extrañado.

-Es un regalo-sonríe.

-¿Me has regalado todo esto?.

-Oh no, yo no-se ríe-el ministerio de salud quiso pagar con algo los daños que has tenido , por eso se encargó de darte un buen hogar.

Ladeo la cabeza y me tiro en la cama , había olvidado lo que se siente un colchón suave y acogedor.

-Ya estás más que lista para seguir tu vida-me acaricia el pelo-yo me iré a casa.

-¿No puedes quedarte?.

-Ya es hora de que vueles sola pequeña paloma.

Le doy un abrazo y me da una mirada de despedida yéndose por la puerta principal.

Me quedo un rato mirando la ciudad, aún no creo la idea de que estoy fuera, ya soy libre y ni siquiera lo pedí.

Salgo a la sala y veo una caja llena de cosas, cosas de mi antigua casa al parecer, agarro un atrapasueños de el ying y el yang, lo coloco en mi cuarto y me quedo mirándolo, es bello.

Camino a la cocina y el refrigerador está atestado en comida, papá me dejó de todo, atrapo un jugo y me lo tomo mientras veo algo en la tele después de tanto.

Cambio de canal y me encuentro con mi cara en una de las imágenes, escupo el jugo por la boca y me quedo asombrada.

Hay muchos reportes con fotos mías en la ciudad, anuncian mi regreso a la vida cotidiana después de unas vacaciones.

Escucho mi móvil sonar y lo miro se reojo,miles de mensajes comienzan a bombardear el buzón, me atrevo a mirar y me encuentro un montón de propuestas de trabajo, contratos.

El diablo en disfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora