La mañana pasa rápido mientras me preparo para ir al trabajo, salgo a trotar y luego regreso, me doy un baño, tomo un buen desayuno y me encamino al hospital, me queda bastante lejos por lo que me toma alrededor de una hora y media o dos horas llegar.
El interior está atestado de personal caminando de un lado a otro, me encuentro a la directora firmando unos papeles y me acerco.
—Señora Holms—la saludo—¿ya llegaron los pacientes?.
—Oh , hola Ellie cariño, están en camino, estamos preparando las habitaciones de casa uno.
—¿Ayudo en algo?—propongo.
—Me encantaría pero tengo a una de las chicas que atendiste ayer bastante deprimida y no quiere hablar con nadie que no seas tú.
—¿Dónde está?.
—En su habitación, la número 308.
Me despido y dejo las cosas en mi oficina para buscar a la chica, una que otra vez tropiezo con las enfermeras que se mueven rápidamente por los pasillos.
Finalmente llego y toco con los nudillos, una leve voz me pide que pase y abro la puerta, la encuentro sentada en una esquina abrazando la almohada.
—Jessica—saludo a la rubia.
—Doctora yo...—rompe a llorar.
La miro y me siento en el suelo a su lado.
—¿Estás teniendo problemas con los recuerdos?—le pongo la mano en la espada.
—No doctora, no...no es eso—solloza.
—Entonces ,¿qué es?.
Llora un poco y se aclara la garganta, se limpia las lágrimas bruscamente y me mira con los ojos rojos.
—Yo...me he enamorado...—musita.
—Eso no es algo malo, todo lo contrario—la consuelo.
—No doctora, usted no lo entiende—suelta un quejido—me he enamorado de una de mis compañeras.
La miro un poco sorprendidas y respiro hondo.
—¿De quién?—indago.
—Kate—menciona el hombre de la pelirroja.
—¿Te preocupa que no comparta tus gustos?—le doy una mirada comprensiva.
Ella niega con la cabeza y esconde la mirada en sus rodillas.
—Te gustó cuando te mandaron a acostarte con ella—le digo.
Ella asiente con la cabeza y suelta a llorar, la abrazo y la reconforto un poco, todo empezó en ese momento, según mi análisis ella no tenía estás inclinaciones sexuales antes, lo que le suma más tensión a la situación.
—¿Alguna vez habías estado con una mujer?—susurro.
—No—dice llorando.
Le acaricio la espalda y dejo que llore hasta que se relaje un poco, así no puedo conversar con ella.
—¿Se lo has dicho?.
—No puedo—solloza—tengo miedo de que piense que soy una enferma.
—No eres ninguna enferma—corrijo—no escogemos de quién enamorarnos.
—¿Se ha enamorado alguna vez de la persona equivocada?—me mira con los ojos llorosos.
Siento una punzada en la cabeza y me quedo sin palabras, es como si supiera la respuesta pero a la vez no.
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El diablo en disfraz
RomanceDesde pequeños nos enseñan a diferenciar dónde se encuentra el bien y dónde se encuentra el mal. Pero nunca nos enseñaron que estos pueden mezclarse en el mismo recipiente, o tal vez , en la misma persona. Ellie Sprouse,chica de 20 años es una psiqu...