Las Batallas que nos mantendrán unidos... Empezando de nuevo

704 54 74
                                    

[Joaquín]

Una vez que mi Lucía terminó su narración de los hechos, nos acostamos en su cama y me encargué de hacerla dormir, mientras yo cuidaba de su sueño. Yo tenía una rabia interna, al darme cuenta que por culpa de Alberto, nuestro bebé no pudo seguir creciendo en el vientre de su hermosa mamá y necesitaba sacar este dolor.

Una vez que me certifiqué que había caído en brazos de Morfeo, salí del abrazo y me fui a mi habitación. Al llegar, cerré la puerta y pegué con mi mano en puño cerrado un golpe en la pared, además de soltar un grito de impotencia, de sed de justicia y de dolor por nuestra pérdida. No sabía si me había roto algún o algunos huesos, total ya me daba igual si mi alma ya lo estaba. No es que no quiera llorar delante de mi mujer, sino que en estos casos uno de los dos debe ser el remanso del que esté mal. Por eso lloro aquí en medio de estas cuatro paredes.

Iba a llamar a Oscar, uno de mis grandes amigos para desahogarme pero el golpe en mi puerta me detuvo. Primero pensé que sería Lucía, pero recordé que ella tiene un acceso y no necesitaría golpear. Al abrir, me encuentro con una expectante Rocío.

-Rocío: Tío ¿Sucede algo?... es que venía a preguntarte algo y escuché un fuerte grito.. que a decir verdad, me asustó mucho -Sus ojos dilatados me recordaban a su padre, traté de no ser injusto-

-Joaquín: -La abracé fuerte- Vos nunca serás culpable de nada princesa -dándole un beso en su frente-

-Rocío: -Separándose del abrazo- ¿De qué hablas tío? -Su cara confusa me hizo entrar en la realidad-

-Joaquín: Que vos nunca serás culpable de los errores o actos de otras personas... En este caso, el acto de pegar el grito que te asustó. Son cosas mías que no deben preocuparte.

-Rocío: O...key. Sólo venía a decirte que nos vamos a la madrugada a Macchu Picchu con Damián. Le estaba enviando mensaje a mamá y no contesta.

-Joaquín: Debe estar dormida princesa -Mientras acariciaba su rostro-

-Rocío: Bueno.. me voy a descansar que nos toca madrugar y me cuidas a la REINA ¡eh!

Si supiera que la cuido de una manera más que especial. Espero que el día que tengamos que revelarle toda la verdad, no lo tome tan mal y que su imagen hacia nosotros no cambie demasiado. Porque hay que ser realista, algo en ella cambiará.

Para cuando regresé a su habitación, encontré a una Lucía llorosa, sentada en medio de la cama. Corrí a abrazarla y a secar sus lágrimas. Me preguntó que a donde había ido, sólo le dije que había olvidado mi cepillo de dientes -lo cual no era mentira- y le di el recado de Rochy.

En un momento llegamos a charlar sobre los sentimientos de Fran hacia su prima. Lucía me dio su punto de vista, con el que estoy de acuerdo. Mi hijo debe confesarle lo que siente, así no sea correspondido. Pues veo muy establecida la relación de ella con Damián, aunque uno nunca sabe. Por ejemplo, yo creí que Lucía estaba enamorada de Alberto y pues ya sabemos lo que sucedió la mañana después de la ceremonia de la boda.

.

.

.

Llegó la tarde del domingo y habían ido a recorrer Lima. Cuando llegaban al hotel se llevaron una grata sorpresa. Eva estaba sentada en un sofá en la recepción del hotel.

-Eva: Hola, hola -Sonriéndoles cómplice- ¿Así que de paseo por mi ciudad?

-Lucía: ¡Ay Eva! -Abrazándola muy fuerte-

-Eva: -Sorprendida por ese abrazo cálido- Tranquila Lu que sólo han pasado dos días desde que nos vimos.

-Lucía: ¡Ay cuánto lo siento! -Terminando el abrazo y mirando a Joaquín, quien asintió-

☆LOS SILENCIOS DE LA VOZ SENIOR☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora