☆LOS SILENCIOS DE LA VOZ SENIOR☆

La más dolorosa de las heridas

Terminando aquel beso urgente, separaron sus bocas mas no sus frentes. Sus respiraciones estaban muy agitadas y ambos tenían las pupilas dilatadas, Joaquín en medio de la burbuja pasional en la que estaban encerrados, azotó su mano en aquel glúteo que se marcaba en los pantalones de cuerina.

-Lucía: ¡Aauuu! -Frunciendo levemente sus cejas-

-Joaquín: ¿Te dolió?

-Lucía: Un poco -Dándole un beso rápido-

-Joaquín: En este momento te duele porque no estás excitada al cien. Porque si lo estuvieras, no te hubiese dolido nada y más bien pedirías más.

-Lucía: Tenés razón, pero mejor vamos al set o sino terminaremos haciéndolo aquí... Ganas no me faltan peroooo -Al sentir las manos de Joaquín frotándolas en su trasero- ¡Ahm! de..debemos salir a trabajar.

-Joaquín: Un rapidín Gachi -Acercando su cuerpo al cuerpo femenino, haciendo que palpara su erección- ¡Andá dejame probarte un poco!

-Lucía: ¿Ce..cerraste con seguro? -Interrogó jadeante-

-Joaquín: Sí con seguro está -Mientras le daba besos rápidos por todo el rostro-

-Lucía: Está bien.. vos ganás.

Sin más tiempo que perder Joaquín la arrodilló encima del sofá y colocándose detrás de ella para empezar a estimular con sus manos, aquellos senos que ya contaban con una temperatura alta. Todo era fácil para él, gracias a que ella no usaba brasiere y sólo le bastó con subir la blusa hasta dejarlos al descubierto.
Lucía además de disfrutar del momento, cuidaba de que su peinado no se vaya al traste porque luego no podría explicarle a la peluquera del canal el porqué del desastre. Joaquín al escuchar aquel suave gemido que salió de la boca femenina, bajó sus manos hasta el botón de los pantalones de ella y se deshizo rápidamente de ellos.

Acariciándola por cada milímetro de su piel, sus manos se dedicaron a masajear en la zona interna de los muslos. Aquel vaivén que realizaba cerca de las rodillas y al ir ascendiendo lentamente hasta quedar a unos milímetros de su intimidad, esta acción los estaba volviendo locos. A Joaquín le empezaba a doler el tener prisionero a su amigo en medio de sus boxers, debido a la gran erección que ya sostenía.

Velozmente y aprovechando que Lucía había recostado su cuerpo en el sofá con sus brazos, se levantó y bajó sus pantalones junto a sus boxers para volver a ubicarse detrás de ella. Al deslizar su dedo del corazón a lo largo de los labios vaginales, sonrió satisfecho al verificar que estaba húmeda, lista para lo que seguía.

Lucía jadeaba deseosa por ya tenerlo dentro de ella, mientras trataba de no emitir sonidos que pudieran llamar la atención de alguien. Pero fue una misión imposible, porque a la primera embestida, su boca la traicionó y dejó escapar la muestra de su nivel de fascinación. Él aferró sus manos a las caderas de su mujer para que la penetración fuera más acentuada, además de que no disponían de mucho tiempo, tenían que ser rápidas.

Luego de diez minutos llegaban al clímax y Joaquín depositaba todo su semen en el interior de Lucía. Se abrazó al cuerpo de ella y depositó un suave beso en el cuello, para luego susurrarle en el oído lo mucho que la amaba.
Segundos después, salió del interior de Lucía y ambos procedieron a secar el sudor que había en sus rostros y a acomodar sus ropas. Al verse cara a cara, sólo podían esbozar sonrisas cómplices en esta nueva aventura para el recuerdo.

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En el transcurso de un par de horas, habían pasado los participantes de cuatro knockouts. Habían sido decisiones rápidas para Daniela, quien luego de ver como Lucía y Joaquín se dirigían fuera del set tomados de las manos, estaba un poco más tranquila. O eso era lo que parecía. Esa bajada de revoluciones se le hacía muy sospechosa a la rubia, pues dicen que cuando las aguas están aparentemente mansas, hay que tener mucho más cuidado.