Lucía luego de escuchar a su hija hablando despectivamente acerca de la posibilidad de tener un/a hermano/a, no lo soportó y le afirmó que si existió pero que lamentablemente no nació.
-Lucía: Es cierto... Ella o él estuvo aquí -Colocando sus manos en su vientre- Fueron alrededor de dos meses que estuvo haciéndome compañía y tuve muchos días imaginándome como hubiera sido tu reacción a la noticia. No sólo a ti sino también para...
-Rocío: -Interrumpiendo a su mamá- ¡Entonces no la amaste, ni amas! -Yéndose en contra de Joaquín-
-Lucía: ¿De qué hablás hija?
-Joaquín: Claro que la amé, la amo y siempre la amaré.
-Rocío: ¡NO! No lo hiciste. Porque si hubiera sido así, la hubiéses cuidado y su hija/o estuviera aquí... ¡NI ESO PUDISTE HACER!
-Lucía: ¡CÁLLATE ROC...! -Cayendo sus lágrimas-
-Joaquín: -Totalmente adolorido y con rabia- ¡HAY COSAS QUE NO SABÉS! -Mirando fijamente a Rocío- ¡HACE UNOS DÍAS RECIÉN ME ENTERÉ DE TODO Y NO TE ATREVAS A CUESTIONAR MI AMOR POR TU MAMÁ... JAMÁS!
-Rocío: JA.. ¿RECIÉN TE ENTERAS? A MI NO ME VENGAS CON ESA EXCUSA PELOTUDA Y ACÉPTALO ¡SOS EL CULPABLE DE ESA PÉRDIDA!
-Joaquín: ¡YO NO SOY ALBERTO HAZÁN! -Soltó sin pensarlo-
El silencio reinó en la habitación. Los rostros de los presentes eran muy diferentes. El de Rocío mostraba confusión total, el de Lucía sorpresa y dolor, mientras que el de Joaquín era de ira y dolor. Nadie podía pronunciar palabra alguna, hasta que en el momento que Rocío estaba por modular el primero de sus reclamos, Joaquín decidió salir de esas cuatro paredes, aquellas donde merodeaba esas malas vibras que podía sentir que provenían del alma de su querida sobrina.
Sí.. toda la impotencia de la pérdida del que pudo ser el fruto del más grande amor de su vida, había salido de su boca sin antes pensar en las consecuencias que esa información conllevaría. Lucía se quedó ensimismada y hasta por breves segundos -en blanco- sólo se escuchaba sus sollozos, que amenazaban con hacerse sonoros.
-Rocío: ¿Qué quiso decir él con todo eso? -Su voz se escuchaba totalmente cargada de intranquilidad-
-Lucía: -Volviendo su mirada hacia su hija- Es..eso luego te lo explicaremos hija... Ya regreso -Dijo corriendo para alcanzar a Joaquín-
-Rocío: ¡CLARO SIEMPRE LO ELIGES A ÉL... QUÉDATE CON ÉL! -Viendo a su madre atravesar la puerta-
En medio del dolor de escuchar esas duras palabras de su hija, lo que más le preocupaba a Lucía era lo que estaba sintiendo Joaquín. Mientras ella iba en camino hacia el piso donde estaban ellos, no podía dejar de llorar y cuando estuvo frente a la habitación de él -porque lo conocía tanto y sabía que estaría ahí y no en la de ella- tomó un largo suspiro antes de pasar la llave e ingresar.
Apenas cerró la puerta comenzó a buscarlo por todas partes, ya que no escuchaba su presencia. En el único lugar que le faltaba por buscar era en el baño, al acercarse a la puerta escuchó el sonido del agua caer. Decidió abrir lentamente la puerta por la preocupación de lo que fuera a realizar en su estado de ánimo.
Cuando sus ojos se asomaron y al divisarlo, Joaquín estaba desnudo quedándose bajo el agua caliente para calmar su atribulada alma. Pensó que era mejor esperarlo sentada sobre la cama, sin embargo, el fuerte grito que él emitió mientras su espalda se deslizaba contra el azulejo dejándolo en el suelo, la hizo cambiar de decisión y más bien la apresuró a ingresar para cerrar la ducha y abrazarlo en plan de consuelo.
El hombre al notar la presencia de su mujer, simplemente se aferró a su regazo y dejó salir todo ese dolor y rabia que sentía. En su interior sabía que se calmaría pero necesitaba disipar -sobretodo- junto a ella, el dolor que sólo los padres que en algún momento de sus vidas perdieron a un/a hijo/a podrían entender. Y también sacar esa ira que sentía por el papá de su sobrina para no volver a cometer el error de dirigirse a ella como lo hizo al mencionar al papá de ella, Rocío no tenía la culpa de todo lo acontecido años atrás.
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☆LOS SILENCIOS DE LA VOZ SENIOR☆
De Todo-L&J: SI NO PODEMOS GRITARLE AL MUNDO QUE NOS AMAMOS... LO HAREMOS EN SECRETO