Capítulo 4

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10 de agosto, 2020

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10 de agosto, 2020.

El coche que le habían prestado a Aaron se encontraba frente a la empresa Ventura S.A. Me había arreglado como una secretaria, pero no una cualquiera, una con personalidad propia. Elegí un pantalón de tubo blanco con un top blanco y una chaqueta color café. Dejé mi pelo suelto ya que me gustaba el movimiento que hacía al andar.

—¿Estás nerviosa? —rompió el hielo Aaron.

—No, sé cómo hacer mi trabajo.

—Siento que desde lo del avión nuestra relación es diferente.

—Creo que no es necesario decir eso. Voy a trabajar. —abrí la puerta y cuando fui a salir, él me cogió del brazo e hizo que volviera a sentarme y cerrara la puerta.

—No quiero que ahora que Grace y yo hemos vuelto a ser pareja, tú te vayas a alejar.

—¿Habéis vuelto? —pregunté sin creérmelo.

—Sí...

—Pues realmente me parece muy hipócrita por tu parte todo lo que has formado, Aaron. Creo que esperabas que Grace te suplicara perdón para que volvieras con ella. Voy a trabajar. —volví a hacer el mismo movimiento para salir del coche, pero él volvió a cogerme del brazo.

—Siento mucho si aún sigo sintiendo por ella y creo que podemos darnos una oportunidad. Tenemos derecho a una segunda oportunidad.

—A mí eso me da igual, lo que no me da igual es lo hipócrita que eres. ¿Me vas a dejar ir a trabajar? Llego tarde.

—Claro, ve. Ya hablaremos.

—No creo que tengamos nada que hablar.

Salí del coche con el maletín y subí las escaleras hasta llegar a la puerta de cristal. El edificio estaba completamente cubierto de cristales, además de que era muy alto. Entré y todo era muy blanco y negro, techo y suelo en colores blancos y los muebles casi todos negros, sin contar las mesas que eran de cristal.

—Hola, señorita. ¿En qué le puedo ayudar? —Me preguntó una chica morena de ojos negros.

—Soy la nueva secretaria del señor Ventura.

—¿Cómo se llama?

—Gia Ferrara.

—Vaya a la última planta, allí se encuentra el señor Ventura, pero deberá esperar ya que se encuentra en una reunión, creo que ha llegado un poco tarde. A él siempre le gusta la puntualidad, téngalo en cuenta.

—Gracias, adiós.

<<Muchas gracias, Aaron. Ya la he cagado el primer día por tu culpa.>>

Salí prácticamente corriendo hacia el ascensor, no había nadie, así que apreté el último botón y cuando se cerró pude descansar. Eran diez plantas de oficinas, por lo que tendría tiempo de buscar una excusa para soltársela al señor Ventura para que no me despidiera nada más verme. Para mi sorpresa, el ascensor subió más rápido de lo que me hubiera gustado.

La Infiltrada (+18)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora