Capítulo 26

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21 de septiembre, 2020

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21 de septiembre, 2020.

Busqué a Lydia por toda la casa, estaba desesperado, no estaba seguro de poder hacer lo que me había impuesto Luciano, necesitaba que ella nos sacara de aquí de cualquier forma o al menos sacarla a ella, quería poner a salvo a Chiara. La encontré en su habitación sentada en la cama, cuando me vio entrar se levantó y al ver la cara que tenía me dio un abrazo.

-Necesito que saques la saques de aquí.

-No puedo, sabes que me es imposible hacer eso, Massimo.

-Por favor, no puedo torturarla, no puedo hacerle daño, me moriría si lo hago.

-Luciano es un psicópata, aunque pudiera sacarla de aquí él no dejaría de buscarla y sabes perfectamente que tarde o temprano la encontraría, es mejor así.

-¿Mejor así? ¿Qué la mate es mejor? -ella asintió.

-Llevaríais una vida rodeada de miedo, esperando a que algún día llegue para mataros a los dos, es preferible.

-Parece que no entiendes la gravedad de esta situación.

-Creo que conozco esta situación mejor que tú. -agarró mis manos y me miró a los ojos-. Tienes que hacer lo que te ha dicho y a lo mejor puedes salvarla.

-Pero... ¿y si después de esto no vuelve a verme de la misma forma?

-Si ella te ama de la forma más pura y sincera posible, te perdonará porque no es algo que quieras hacer, tú mismo me lo estás demostrando, ella lo comprenderá y perdonará, estoy completamente segura.

-No puedes estarlo porque ni ella lo tiene que saber.

-No te queda de otra, esta es tu única opción y debes afrontarla de la mejor manera, de ti depende que esta situación acabe pronto o tarde mucho tiempo.

-Gracias.

Nos dimos un abrazo y por dentro sabía que esta mujer era como una madre para mí, aunque se hubieran conocido en esas situaciones tan complicadas, ya que la incertidumbre y lo desconocido siempre estaba presente.

-Tienes que ser fuerte por ti, pero sobre todo por ella porque está en la peor situación, esto pasará. Nada es para siempre y lo que tenga que pasar pasará.

-Voy a salvarla, lo prometo. Si yo muero quiero que le digas que siempre la he amado, ¿vale?

-No hará falta, se lo dirás tú mismo.

-Eso espero.

-¡Massimo? -los gritos de Luciano resonaban por toda la casa.

-No le hagas esperar. -Me avisó Lydia sabiendo que hacerlo enfadar era lo peor que podía pasar en esta situación.

La miré por última vez y bajé las escaleras hasta llegar a su posición acompañado de su hijo. Él llevaba en la mano una caja donde sabía que lo que contenía era lo que a mí por dentro me mataría. Se me puso la piel de gallina nada más pensar en el dolor que le causaría.

-Es momento de hacerla hablar, no quiero esperar más tiempo.

Me hizo un gesto para que caminara por delante de ellos y suspiré antes de hacerlo. Bajé lentamente las escaleras para perder tiempo antes de hacerla sufrir. Cuando ella vio la caja su cuerpo comenzó a temblar, pero no hizo nada. Sabía que era una mujer muy valiente y fuerte, ella aguantaría esto y cualquier cosa que le sucediera.

Luciano dejó las herramientas de tortura en la mesa separadas para que ella las viera y le crease terror, pero estaba muy equivocado con ella. Me di cuenta de cómo Simone miraba a Chiara y eso me dolía demasiado, quería que esto acabara ya.

-Es la última oportunidad que tienes antes de que comience este infierno. -Le dijo mientras miraba las herramientas

-No voy a decir algo que no es cierto.

Luciano me indicó con su cabeza que comenzara, yo sin pensarlo mucho agarré unas pinzas, sabía que este dolor no era demasiado grave. Me puse por detrás de ella y agarré su mano derecha, la apreté con la mía para que supiera que todo iría bien y enganche una uña con la pinza. Respiré hondo y comencé a tirar de ella, no verbalizó el dolor que sentía, pero con su otra mano apretaba muy fuerte, hasta tal punto de que cayera sangre de la otra mano. Fui una a una, mientras yo iba sacándolas, Luciano le gritaba.

-¡Confiesa! -gritó reiteradas veces, pero ella no contestaba nada como yo le había enseñado.

-¡Grace sí es de la DEA, la conozco muy bien y os traicionará!

-Mi hermana no trabaja para ellos, es contable. -Me puse por delante.

Luciano se acercó y me empujó a un lado, después le dio un bofetón a Chiara, haciendo que cayera al suelo y se diese un golpe en la cabeza.

-No tengo ninguna prisa en que hable, pero de aquí no saldrá nadie hasta que sepa la maldita verdad.

-Pero ya te ha...

-¡Tú cállate! -Me gritó-. ¡Esperaré, ni comerás ni beberás nada, si hace falta morirás de hambre! ¡¿Me escuchas?! -su cara era de completo psicópata, no cabía duda de que lo era.

-Padre, vamos. -Simone le puso la mano en el hombro y este le quitó la mano de mala gana.

-Vamos.

Los tres subidos, antes de perder de vista a Chiara la miré y se me escapó una lágrima de dolor por verla de esa manera. Dos hombres que trabajaban se acercaron a nosotros por órdenes de Luciano.

-Meterlo en una habitación y que no salga. -ellos asintieron y me empujaron para que caminara.

Me llevaron por las escaleras hacia el piso superior, de vez en cuando me empujaban como si tuvieran el control de la situación, pero lo que no sabían era que yo podía deshacerme de ellos si quiera en este momento, no quería empeorar la situación por lo que me quedaría quieto de momento por el bien de Chiara.

Me metieron en una habitación en la que no se podía abrir la ventana y mucho menos la puerta hasta que la abrieran. Me quedaría aquí encerrado no sabía cuánto tiempo, pero me dejaría tiempo para pensar qué hacer y cómo avisar a Andrew para que entrasen en la mansión y nos sacasen de aquí.

 Me quedaría aquí encerrado no sabía cuánto tiempo, pero me dejaría tiempo para pensar qué hacer y cómo avisar a Andrew para que entrasen en la mansión y nos sacasen de aquí

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La Infiltrada (+18)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora