21 de septiembre, 2020.
Me dolía la cabeza, incluso me sentía algo mareada por el golpe que me habían dado hacía no sabía cuánto tiempo. Me incorporé poco a poco para que ese mareo no aumentase de un segundo a otro, esperé a que mi vista volviera a la normalidad y miré hacia todos lados en busca de algo con filo para poder soltarme. Luciano era demasiado listo y nunca dejaría nada con lo que poder tener el mínimo de esperanza para escapar.
La ansiedad por la incertidumbre se apoderó de mí, sentí que iba a morir, que era la única forma de escapar de aquí y tener esa paz que necesitaba en ese momento, la piel se me puse de gallina cuando escuché la voz de Aaron acercándose hacia mi posición. Quise gritar, pero me ordené a mí misma no hacerlo para no empeorar las cosas. Guardé silencio esperando que me sacara de aquí.
Vi a dos personas bajando las escaleras, pero una de ellas se quedó arriba, la otra continuó. Cuando nuestras miradas se conectaron lo único que supe hacer fue llorar, no sabía si de felicidad por verlo o de tristeza por la situación en la que nos encontrábamos los dos. Aaron no dudó ni un segundo en correr a abrazarme, me bajó la mordaza que tenía y pude respirar con tranquilidad.
—Tranquila, respira.
—Siento que te he fallado, tu no me entrenaste para fallar. —dije sollozando.
—Lo sé, pero esto se pondrá peor y tienes que ser fuerte.
—¿Qué es lo que me va a pasar? —sentía miedo, mucho miedo.
—Grace les contó quién eras, pero a mí no me mencionó, la muy cínica hizo como que no me conocía, quiere que vea como sufres.
—Me lo imaginaba, una mujer con el ego herido...
—Me dieron dos opciones nada más llegar.
—¿Cuáles?
—Que te torturase yo o Grace, no pienso dejar que lo haga ella.
—No sé si voy a ser capaz de soportar esto, nunca...
—Lo sé, nadie nos prepara mentalmente para esto, pero debes ser fuerte, estoy pensando un plan.
—Tienes razón, no pienso soltar nada, la misión es mucho más importante que yo.
—No pienso dejar que mueras aquí, si tengo que matarlos yo lo haré sin dudar.
—Si lo haces sin un motivo te meterán a la cárcel.
—Pero saldremos de aquí.
—No puedes hacer eso, debemos cumplirla, ¿vale?
—Vale.
Me agarra del mentón para que lo mire a los ojos, dejé de llorar, sentía que estaba en buenas manos, él intentaría no hacerme demasiado daño para que pudiera soportar ese grado de dolor que sería en cualquier momento, me acercó a sus labios y me dio un beso.
—Te quiero.
—Yo también. —volvió a abrazarme y después sin mirar atrás volvió a subir, perdiéndolo de vista y volviéndome a sentir vacía.
No estaba dispuesta a contar nada sobre la misión, prefería morir yo sola a que nos mataran a los dos por contar la verdad. Siempre había tenido claro que la misión era mucho más importante que mi persona y eso no cambiaría nunca.
Apareció Grace y Simone, yo intenté soltarme porque quería matarla, estaba loca, había delatado a su compañera y su vida estaba completamente acabada en cuanto saliera de aquí. Ella con aires de superioridad y riéndose al estar en mejor posición que yo se acercó a mí.
—Me dijiste que me encontrarías, pero yo te encontré primero.
—No me has querido dar tiempo porque sabías qué sino te encontraría yo y te haría pedazos, hija de puta.
—Chiara deja de decir estupideces, ¿no ves que la que tiene todas las de perder eres tú?
—Estás muy equivocada.
—Nunca vas a salir de este sótano, vas a morir aquí y yo me voy a encargar de eso. —estaba a centímetros de mí, si hubiera tenido las manos libres la que no saldría de aquí sería ella.
Sentí un golpe en la cara que lo único que hizo fue girarme levemente la cara. Yo me reí, se notaba que ella no estaba preparada para pelear y aprovechaba que yo no podía tocarla para creerse la gran cosa.
—¿Eso es lo único que tienes, Graziella? — ella intentó volver a pegarme, pero Simone la paró.
—¡Suéltame, Simone!
—Te dije que podrías bajar, pero no tocarla. No voy a permitir que le hagas algo.
—¿Con quién estás, eh?
—No cuestiones mi lealtad porque la nueva eres tú, no yo.
—Sin mí no hubierais sabido quien era ella y seguiríais engañados, sobre todo tú, ella solo quería usarte para meterte en la cárcel.
—¡Eres una maldita mentirosa, Graziella!
—¡Cállate!
—No seas estúpida, Grace. Nadie ayuda sin querer algo a cambio.
Ella sabiendo que tenía razón se fue sin decir nada más. Ni ella misma estaba segura aquí, nunca debió ir contra nosotros y meterse en esta casa como si solo por decir algo que ni ellos sabían si era verdad sería seguro.
—Gia o Chiara, como te llames, dile a mi padre quién eres y todo acabará pronto.
—No tengo nada que decir, solo que ella quiere joderme y todo por mi hermano.
—Mi padre tendría algo de piedad si dijeses la verdad.
—Como ya te dije, estáis cometiendo un error, no soy quien dice ella que soy, has comprobado mis estudios y que soy contable.
—Los papeles se pueden falsear fácilmente, ya lo sabes.
—¿Y por qué iba a hacerlo, Simone?
—Porque eres una agente de la DEA que ha querido infiltrase entre nosotros para meternos en la cárcel y tampoco pienso ir.
—Esto es completamente surrealista, no voy a decir algo que no es verdad.
—Si no me dejas ayudarte estás completamente perdida. Quiero que sepas que al menos yo sí me he enamorado de ti, aunque no sea correspondido.
—No digas tonterías, yo también siento por ti.
—No lo creo.
Volvió por donde había venido y yo no pude volver a llorar. En estos momentos, sentí que, si sentía algo por Simone, pero que no era nada comparado con lo que realmente sentía por Aaron, ese sentimiento era tan grande y puro que no podía compararse con la atracción sexual que sentía por Simone.
Estaba completamente segura que amaba a Aaron y que si conseguía salir de aquí me iría con él al fin del mundo si fuera innecesario para poder vivir lo que nunca pude y disfrutar mi vida como se merece, faltaba salir de aquí con vida.
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La Infiltrada (+18)✓
RomanceLibro 1 Completo [Bilogía Mafia] REESCRIBIENDO Cuando la cordura y lo prohibido se juntan en dos personas distintas, Chiara tendrá qué decidir que es lo que prefiere. Ella es agente de la DEA y su nueva misión es infiltrarse en la mafia más poderosa...