Capítulo 5

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10 de agosto, 2020

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10 de agosto, 2020.

Después de dejar a Chiara en el trabajo sentí que ella estaba dolorida con la decisión que Grace y yo habíamos tomado. Creía firmemente que Grace y yo nos merecíamos una oportunidad, aunque no sabía lo que sentía realmente por ella, lo que sí sabía es que me molestaba ver a Chiara así.

Habíamos retomado nuestra relación hacía apenas unos días y me sentía realmente cómodo con ella. El primer día que la vi sentí que había cambiado, que no era la misma chica inocente de la última vez y algo dentro de mí se removió. Esos pequeños encuentros que he tenido estos días con Chiara habían despertado a un Aaron que nunca antes había visto con ella, todo era muy confuso para mí. Necesitaba tiempo para pensar y poder aclarar mis sentimientos ante estas dos maravillosas mujeres que el destino me había puesto en mi camino.

Llegué a la mansión de los Ventura, esta era de color amarillo pastel, tres plantas con una torre a la izquierda, ventanas y puertas de madera oscura. Aparqué el coche y salí a la pequeña plaza encontraba en la puerta principal.

Una señora de bastante edad salió para recibirme con una gran sonrisa, parecía muy buena persona y bastante amable. Cuando se posicionó justo frente a mí, tuve que mirar hacia abajo, ella cogió aire y después me habló.

—Hola, ¿es usted Massimo Ferrara?

—Buenos días, sí soy yo.

—El señor le está esperando, acompáñeme.

La señora se dio la vuelta, yo cogí mi maletín y chaqueta del traje que llevaba puesto y la seguí por el interior de la mansión. Las paredes blancas predominaban las estancias, además de una decoración vintage de color marrón oscuro. Tocó una puerta y la abrió muy poco.

—Señor, ha llegado.

—Que pase. —la señora abrió la puerta por completo y me dejó espacio para que pasara.

—Buenos días, señor Ventura. —Luciano era un hombre de mediana edad con el pelo canoso hasta la nuca, barba del mismo color y ojos negros.

—Buenos días, Annetta traiga dos whiskies.

—Claro, señor. —cerró la puerta y yo volví a mirar a Luciano.

—¿Puedo sentarme?

—Claro, toma asiento, tenemos mucho trabajo.

—Sí, señor. —tomé asiento y esperé a que continuara.

—¿Cuál es tu nombre?

—Soy Massimo Ferrara.

—Eres abogado penal, ¿no?

—Sí, llevo 2 años dedicándome a esta profesión y el noventa y cinco por ciento de mis casos han resultado con éxito.

—Más vale que este también sea uno.

—Lo será señor, se lo aseguro.

—Necesito que saques a esta mujer de la cárcel. —Me mostró una foto, la mujer era bastante hermosa, rubia, pelo rizado y ojos azules.

La Infiltrada (+18)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora