Capítulo 20

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19 de septiembre, 2020

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19 de septiembre, 2020.

Me desperté antes de que saliera el sol, no había dormido más de dos horas seguidas, toda la información que tenía me había impedido descansar. Sentía que guardaba demasiada información para mí solo, no podía contarle nada a Chiara por su propio bien.

No me encontraba bien, sentía náuseas y era una sensación realmente agobiante. Me monté en el coche y conduje hasta un sitio que nunca debí ir. Me paré frente a un bar bastante alejado de la ciudad en la que estaría tranquilo pudiendo respirar de la asfixia que me generaba esta misión.

No sabía si esta sensación era solo por todo lo que me había contado Lydia o porque sabía que estaba perdiendo a Chiara cada día por culpa de una persona que nunca la querría bien. Yo solo quería cuidarla como siempre quise y que por culpa de mis inseguridades nunca me atreví.

—Ponme un vodka. —Le dije a la chica que estaba tras la barra.

—Claro.

Cogió un vaso y volcó la botella en él. Nunca me había gustado beber, pero solo necesitaba un rato para descansar la mente, sabía que no era la mejor opción. Me entregó el vaso y yo lo miré, lo moví y lo volví a dejar en la mesa.

—¿Eres de aquí? —preguntó ella para darme conversación.

—No. —La miré. Su pelo negro caía sobre su cara y que ella intentaba domar de cualquier forma posible poniéndolo por detrás de su oreja.

—Ya lo he notado en tu voz. —cogí el vaso y tomé su contenido de un solo trago.

—Ponme otro.

—No querrás emborracharte, ¿verdad?

—No lo sé, solo rellénalo.

Llenó el vaso seis veces más, esto era como un ciclo vicioso, ella llenaba el vaso, yo lo bebía todo, lo dejaba en la barra y vuelta a empezar.

—Otro. —mi voz ya comenzaba a volverse más lenta y le costaba pronunciar bien las palabras.

—¿No crees que ya es suficiente?

—¿Qué te cuesta llenarlo, chica?

—No voy a volver a hacerlo. —enroscó el tapón de la botella para después dejarla de nuevo con las demás botellas.

—Si no lo haces no te pagaré lo que he consumido.

—Me da igual, he visto que has venido en coche y tampoco pienso poner en riesgo la vida de otras personas. Hagamos una cosa, te lleno otro vaso si me das las llaves de tu coche, las dejaré guardadas hasta que se te haya ido la borrachera, ¿vale?

—¿Por qué iba a confiar en ti?

—Las meteré en esa caja, —señaló hacia una pequeña de color gris—, y te daré las llaves de ella para que veas que yo no la quiero para nada.

La Infiltrada (+18)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora