Esta mañana apenas le dirigí la palabra a Noah y así lo quiero dejar por ahora, no tengo la más mínima intención de tenerlo cerca, no sintiéndome así. Cómo si no significara nada o mucho menos comparado con su súper amistad con Chloe. Por la noche no intentó dormir conmigo en nuestra habitación, simplemente tomó su almohada, una frazada y salió de ahí dándome una mirada de disculpa, para luego irse al sofá de la estancia.
No tuvo que preguntarme si necesitaba estar sola, si necesitaba mi espacio, no tuvo que hacerlo porque me conoce como la palma de su mano. Nacimos el mismo día, hemos estado juntos toda la vida, ahora es mi pareja y me conoce tanto como yo a él. Sabe mis ambiciones, mis deseos, mis gustos y hasta mi más tontos temores o mis más obscuros secretos. No tuve que decírselo, fue un poco de consuelo notar que aún sabe lo que quiero o necesito con sólo darme un vistazo.
Ese es mi Noah, el que se declaró a mi ante un montón de adolescentes hormonales en nuestra noche de graduación, el que golpeó al idiota que intentó propasarse conmigo en una de las fiestas a las que íbamos cuando teníamos 15, el que me acompañó a todos los conciertos de Big Time Rush en los que soportó mis gritos de loca y lágrimas de felicidad, el que se burló de mi por los fan fictions tan sucios que leía sobre James Maslow.
Apenas cerró la puerta lloré cuanto quise sintiéndome extrañamente contrariada con mis emociones y pensamientos. Por un lado, una vocecita me decía que había exagerado, que armé un barullo por algo insignificante entre ellos que no pasó a nada más, que comenzaba a actuar como una maniática celosa y posesiva con el. El otro lado, la otra voz en mi cabeza, la insegura de si misma me decía que algo sucedía, que Chloe tal vez le gustaba,—después de todo es atractiva, lista y tiene dinero de sobra—, que Noah ya comenzaba a aburrirse de mi y que no era lo suficiente.
La más cuerda me decía que tenía que externar mi sentir, tal vez no con gritos pero estaba demasiado molesta como para concentrarme en moderar el volumen de mi voz. Siempre he sabido y pensado que la base de una relación sólida, además de la confianza, es la comunicación entre ambos. Yo expreso mi sentir, mis pensamientos y el me escucha, me aconseja o simplemente me apoya, y viceversa. No somos telépatas como para adivinar o saber lo qué pasa en la mente del otro.
Sabía que debía expresarle mi opinión respecto a ella, pero el temor de ser tachada de controladora y celosa no me dejó, además de que no puedo andar por la vida acusando a la gente a diestra y siniestra por mis sospechas. Que aún así, sé que son acertadas, de eso estoy segura. No me creyó del todo, pero sé que lo hice dudar y tambalear al respecto, el mejor que nadie sabe cómo pueden ser las chicas a veces.
Así que supongo que sólo queda esperar.
—Bien chicos, daremos tres vueltas al campo completo para comenzar el calentamiento. Andando—aplaudo dos veces hacia mi equipo y pronto todos están corriendo por la pista de tierra rojiza con carriles delimitados por líneas blancas.
En el centro del campo se encuentra parte del equipo de fútbol americano, el entrenador y sus asistentes aún no están a la vista, por lo que los chicos charlan distraídamente, lanzan el balón sin demasiado interés o hacen lagartijas para impresionar a las chicas. Ruedo los ojos cuando veo a Sky tontear a lo lejos con el tal Newt, un chico de cabello castaño y corto, tan alto como Noah, con músculos definidos pero no tan grandes o toscos como los defensores. Esos si me dan miedo.
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↱ Not So Secret Love ↲
Fanfiction• Libro 2 • || Novela basada en la película The Kissing Booth 2 || • ¿Que sucederá cuando el estrés de la Universidad y un mundo de personas desconocidas, comiencen a interceder en la relación de Atenea y Noah? • ↳ Noah Flynn X Oc ↲ ˏˋ The Kissing...