Capítulo 16.

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Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente

La capitana del equipo de animación jadea ligeramente mientras seca el sudor de su frente con su pequeña toalla azul, intenta regularizar su respiración mientras el resto de su equipo la imita. Algunos yacen desparramados en el césped fresco del campo intentando recuperar el aliento, otros se aferran a sus botellas plásticas para hidratarse después de tanto esfuerzo físico. Si bien, Atenea es muy dulce y considerada con ellos, cuando se trata de entrenar es aterradora.

No se salta un sólo ejercicio en la rutina ni una sola repetición, no sólo para evitar accidentes o lesiones, sino también para mantenerlos en forma y conservar el nivel de rendimiento al que su Universidad está prácticamente adjudicado. Tienen una reputación que mantener y engrandecer, son representantes a nivel nacional de esa institución, además de que gozan de varios beneficios debido a su participación en concursos inter-escolares.

Saben que la mayor parte de la responsabilidad recae directamente en Atenea, todos los entrenamientos, rutinas y coreografías son realizadas por ella, la agenda para los partidos o concursos, los viajes establecidos, los uniformes y el presupuesto para el equipo, son manejados por ella. Ser capitán o líder de un equipo deportivo conlleva más de lo que alguien podría pensar, y aunque muchos dan por hecho que es la entrenadora quien se encarga de ello, se equivocan.

Por ello es que siempre dan su máximo, no importa si es una práctica nada más o una presentación oficial frente a cientos de espectadores. Valoran el esfuerzo de la castaña para cada cuestión del equipo, además de apreciar su ingenio y talento natural para la animación. Aunque claro, no pueden evitar pedir piedad y misericordia de vez en cuando, después de todo, muchos quedan a punto de desmayarse o de escupir un pulmón.

—Bien chicos, gracias por otra practica genial. Pueden irse—aplaude la castaña con una sonrisa pequeña y sincera, llamando la atención de todo el equipo—Pasado mañana entrenaremos en el gimnasio, Dawn nos verá al final para hablar sobre el inicio de la temporada la siguiente semana. Querrá evaluar las rutinas y si algo no le gusta, habrá que corregirlo—muchos se quejan o hacen muecas temerosas al respecto.

Saben lo estricta y perfeccionista que puede ser la entrenadora cuando tiene altas expectativas para algo y de lo que es capaz para conseguirlo. Dawn Robbins tiene una reputación en la universidad y en otras tantas en estados cercanos. Nadie le dice que no, nadie la decepciona y mucho menos, la avergüenza.

—No se preocupen por nada. Hemos trabajado mucho en la sincronización, no hay coreografías como las nuestras, no tendrá nada de que quejarse—continúa Atenea intentando evitar que el pánico y el nerviosismo invadan a su equipo y terminen por derrotarlos mucho antes de que la carrera comience—Sean puntuales, usaremos el uniforme A para su evaluación. No ha aprobado la propuesta para el nuevo uniforme y no me ha dicho nada al respecto, así que no se hagan muchas ilusiones. Ahora vayan a descansar.

Todos comienzan a despedirse de ella y sus compañeros, toman sus respectivas mochilas y pertenencias, para comenzar a alejarse en diferentes direcciones, algunos solos y otros en grupos. Atenea inspira hondo estirando sus músculos mientras mira a Maggie intentar muy inútilmente, ponerse de pie.

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