Capítulo 19.

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Los vítores proferidos por el equipo y los estudiantes de Harvard continúa oyéndose retumbar y haciendo eco en el campo y los edificios cercanos

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Los vítores proferidos por el equipo y los estudiantes de Harvard continúa oyéndose retumbar y haciendo eco en el campo y los edificios cercanos. El primer partido de la temporada interescolar ha terminado y con el llegó la primera victoria del equipo de los leones, el cual se encuentra aún en el centro del campo siendo rodeado por sus compañeros mientras alzan en brazos al Quaterback, al corredor y algunos de los chicos pertenecientes a la defensa.

El equipo visitante se aleja con decepción y aflicción reflejados en sus rostros, más no una total pérdida, pues tiene oportunidad de recuperarse en el próximo partido que se llevará acabo en su campus la próxima semana con la Universidad de Boston de visita. Mientras que los leones rojos viajarán a la ciudad de Nueva York para enfrentarse a la NYU en la siguiente ronda. Un rival que tiene poder y buenas estrategias pero que no han conseguido un campeonato desde hace ya varios años.

Por lo que por ahora no son un rival preocupante o que considerar algo difícil de superar.

La gente comienza a dispersarse, el aviso de una "inesperada" fiesta de victoria en una de las casas que posee la familia O'Brien y de la que es parte el corredor estrella del equipo de fútbol. Jackson es el primer novato en ser considerado para la línea principal en su primera temporada en el equipo, fue reclutado por Noah cuando se le asignó el puesto como capitán del equipo y como Quaterback debido a su historial en la preparatoria, su trayectoria y su nato talento deportivo, los cuales le consiguieron aquella beca deportiva que lo trajo a Boston.

Gracias al aviso, todo el equipo de fútbol, el equipo de animación y al menos el cincuenta por ciento de todos los alumnos que asistieron al partido, comienzan a organizarse para asistir a la fiesta que promete alcohol, muy probablemente sustancias ilícitas si es que conoces a las personas adecuadas, descontrol hasta el amanecer del siguiente día y tal vez algunos congestiones alcohólicas que sólo obtendrán los ajenos a los equipos deportivos debido a las reglas, suspensiones inobjetables y hasta expulsiones ante alguna falta grave cometida.

Una vez que los equipos han visitado los vestidores y emergen de ellos con ropa casual y sus mochilas deportivas, se montan en sus lujosos autos deportivos para tomar camino a uno de las zonas más caras y exclusivas existentes en Boston y cercana al campus. Rejas de acero pintadas en color negro se abren dejándoles el acceso libre a la aglomeración de jóvenes que se detienen hasta el fondo del fraccionamiento, donde una mansión de granito blanco los espera.

El césped alrededor de la propiedad permite que algunos autos se detengan ahí y otros tantos sobre el asfalto, las luces encendidas se filtran por las múltiples ventanas perfectamente limpias que posee y adornadas con cortinas importada de Europa. La música comienza a oírse a todo volumen, las puertas negras y anchas de la entrada se abren de par en par y pronto Jackson sale de ahí con una enorme sonrisa, unos jeans y una camisa verde militar ajustada a su cuerpo definido y esbelto, mientras sostiene una botella de whiskey.

—¡A festejar!—grita tan fuerte como puede consiguiendo que sus compañeros vitoreen a su alrededor, algunos ya con cervezas en mano, otros cargando barriles de cerveza hasta el enorme patio trasero donde un asadero, una gran piscina y un invernadero se encuentran.

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