32. Febrero

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Mi vida he dejado en manos de tu vida

¿Qué quieres de mi? ¿Qué esperas de mi? Si todo te di

¿Cuánto cuesta tu alegría? Si al pie de la letra cumplo lo que pidas


Supuse que esto pasaría pronto, escribo esto a principios de febrero sabiendo que este catorce será otra fecha más sobre todo en tu vida como mi presencia virtual pero que se esforzaba por ser lo más real posible. Hice un gran trabajo al moldearme como querías que fuese y aunque era obvio, la mujer perfecta no existía y menos en mi reflejo. 

Hace mucho que había dejado de ser yo misma por creer que así volverías a esforzarte, al notar que la paciencia y el amor que te daba era lo más incondicional posible, porque recordaba haberte mencionado que pudiendo ser el hombre con más errores, tu familia siempre estaría para ti pero a diferencia de ellos, yo estaría a tu costado por elección propia, supuse que esas palabras te harían sentir bien, pero al parecer no las creíste cuando se trataba de un compromiso que asumía porque claramente el amor era la decisión que tomaba. 

No hay arrepentimientos pero tu ausencia me hace dudar cada inicio de semana si debí desvelarme escuchando tu respiración intranquila, si debí responder a ese mensaje largo donde no decías mas que lo que sentías en el momento mientras no te comprometías con lo que escribías, ahora no sé si debí haber contestado esa llamada en la madrugada dejando que le faltaras el respeto a mis horas de descanso, mientras solo te importaba darme una media hora de tu voz antes de dormir, tantas maneras de rechazarme, tantas maneras de golpearme con tu silencio prolongado, tantas horas al día sintiéndome mal, llorando y buscando la solución en mi, mientras tu día entero se lo dabas a personas vacías a través de un ordenador, claro que yo merecía más, mi esfuerzo y mis ganas de amarte jamás pudieron llenar tu alma tan vacía y tan rota, pero lo intenté hasta mi último suspiro, hasta mi última lágrima. 

Me disculpo por haberte permitido hacerme tanto daño y no darme la libertad de poder salir a buscar lo que en realidad merecía esta mujer, esta mujer que tiene mucho amor por dar. Así que claro jódete, tu y tu estúpida manera de ser, la manera en que devuelves el daño que te hicieron, olvidando que yo no fui responsable sin embargo trataba de entenderlo. 

No te amaron sinceramente, te traicionaron y jugaron con tu confianza, pero no merecía recibir lo mismo, intentaba ser la mujer que se dedicara a amarte mientras era tu confidente y mejor amiga, pero solo terminé siendo la copia de tu madre al aceptarte una y otra vez a pesar de saber que eras consciente de todo el mal que hacías. 

Cuando alguien me amabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora