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Sus manos no podían dejar de temblar sobre la cama de hospital donde previamente habían curado las heridas de su compañero.

Mientras Halstead firmaba los papeles para retirarse, Antonio se había quedado en la habitación del hospital junto a Voight, quien no apartaba su mirada de él. Le había contado todo, que lo perdonara Natasha, pero la situación se les había salido de las manos.

Cuando Jay volvió a la habitación, fue cuando Voight decidió hablar.

—Nadie se entera de esto —dijo—. No hace falta involucrar a los demás, sobre todo a Sumner.

Jay se cruzó de brazos y lo miró confundido. Estaba aún un poco mareado por el golpe en la cabeza que le había provocado el accidente, pero al menos el dolor había pasado cuando le dieron un par de pastillas luego de desinfectarle.

—¿Qué tiene que ver ella?

—Creo que la mandó Asuntos Internos para investigarnos —respondió, confesando lo que llevaba sospechando hacía rato—. Tampoco le digan a Justin nada sobre ella...

Voight se vio interrumpido cuando el teléfono de Dawson sonó, avisándole que un mensaje nuevo le había llegado. Lo sacó de su bolsillo y lo miró, para luego alzar su mirada hacia Jay.

—Es un mensaje tuyo.

—Deben ser ellos. Burgess me dijo que revisó el auto pero no encontró mi teléfono.

Antonio asintió y abrió el contenido multimedia del mensaje.

Lo primero que vio fue el cuerpo de un hombre cubierto por una remera gris y pantalones negros, pero al correrse pudo reconocer a su informante atada en una silla y sin remera, con su torso cubierto de sangre.

Los oyó hablar en, probablemente, ruso mientras el hombre la golpeaba con fuerza y brutalidad. El vídeo se cortó cuando el hombre tomó una navaja y la colocó sobre el ojo de la adolescente, que se veía adolorida y asustada.

Dejó el teléfono en la cama y se refregó el rostro. Voight tomó el celular para reproducir el vídeo, con Jay mirando a través de su hombro.

—Por Dios —susurró el rubio, apartando la vista.

¿Por qué alguien le haría tanto daño a una niña? No llegaba a comprenderlo. ¿Qué cosa tan terrible había hecho Natasha que estaban dispuestos a torturarla de esa manera?

—La niña se llevó el teléfono a propósito, hay que hacer que lo rastreen —habló en sargento—. Tendríamos que haberlo hecho antes. Buscaré a alguien que lo haga.

—Yo conozco a alguien —dijo Jay—. Es el mejor. Lo hará en segundos.

Voight asintió y le dio el teléfono. Jay le hizo una seña a Antonio, quien se levantó y los tres salieron del hospital. Dawson y Halstead se subieron al auto que Voight les había facilitado y Antonio comenzó a manejar, mientras Jay llamaba a su amigo.

BLACK WIDOW (Chicago P.D)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora