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Las manos del hombre rodeaban la cintura de la chica, mientras ella las acariciaba distraídamente. Ninguno hablaba, no era necesario. Todo había quedado extraño e incómodo desde aquella noche en los muelles y la verdad era que no conocían otra manera de comunicarse que no sea en la cama.

Sin embargo, algo se notaba diferente ese día. Por primera vez, el hombre le pidió a Natasha que pasara la noche con él, algo que no había hecho desde que se  había ido de su departamento. Ambos extrañaban la compañía del otro, estaban tan arruinados que se necesitaban para sentirse completos, o al menos un poco acompañados.

—Tengo que ir a trabajar —avisó el mayor en un susurro. Natasha soltó un quejido y hundió su cara en su pecho, sacándole una sonrisa—. Puedo pasar por ti por la escuela y vamos a cenar —ofreció.

—Ya no voy a la escuela, ¿recuerdas?

El rubio soltó una suave risa.

—Lo siento, niña genio, lo olvidé. ¿Me esperas aquí?

Natasha sonrió, satisfecha y asintió antes de soltarlo para que pueda levantarse. Ella lo imitó segundos después y se vistió con rapidez.

Jay la tomó de la mandíbula con una mano y la besó, mientras en la otra manos sostenía su remera. Natasha envolvió su muñeca con sus delgados dedos, pero no opuso mucha resistencia más allá de eso. El rubio se había dado cuenta que la debilidad de Natasha era que se muestre dominante con ella, y la de él era cuando la pelirroja luchaba por recuperar el control.

De alguna manera, habían formado una extraña rutina donde ambos se complementaba y se ayudaban a sentir mejor. Natasha no sabía si estaba lista para perder eso.

❀∘❀∘❀

—Toc, toc.

Los miembros de la Unidad de Inteligencia voltearon todos a la vez para ver a Natasha. Adam dibujó un sonrisa inconscientemente, como le pasaba cada vez que la veía desde que la había recuperado, y se acercó a ella.

La pelirroja sonrió y besó su mejilla, sosteniendo con fuerza el papel en su mano.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Lindsay.

—¿Y cómo entraste? —aportó Adam—. Tienes que dejar de forzar cerraduras.

—Platt me dejó entrar —lo tranquilizó y miró a Lindsay—. Vengo a ver a Voight, no te ilusiones.

La castaña rodó los ojos y se sentó. Natasha sabía que una parte de su odio se debía a que era una criminal y sabía las cosas que supuestamente le había hecho a Justin, su hermano adoptivo. La otra mitad de su odio, Natasha estaba segura de que se debía a que la detective sospechaba lo que pasaba entre ella y Jay.

—¿No te dije que no quería verte hasta que termines la escuela?

Natasha sonrió al ver a Voight salir de su oficina y acercarse a ella. La muchacha le tendió el papel con entusiasmo.

—Ya la terminé —avisó con una sonrisa—. Resulta que mi coeficiente intelectual es demasiado alto para el nivel secundario.

Adam, Antonio y Jay la miraron, los dos primeros muy sorprendidos y el rubio con una sonrisa. Lo cierto era que muchas cosas de Natasha lo habían dejado pensando desde que la conoció, contaba con una inteligencia superior a la de un criminal promedio y ni hablar de alguien que apenas había terminado la escuela primaria.

—Quizá la Viuda Negra termine siendo una pequeña Einstein —acotó Jay para cortar con el silencio incómodo.

—O una pequeña Frank Abagnale —replicó Lindsay.

Adam sonrió divertido, viendo a Natasha disfrutar del ambiente incómodo que se creó.

—O una Quentin Tarantino —interrumpió la chica—. Ya no trabajaré para la policía.

Voight observó que tanto Jay como Lindsay pensaban replicar, así que decidió interrumpir.

—Ve a mi oficina.

Natasha asintió y se separó de Adam para ir a la oficina de Voight. El hombre habló en susurros con sus policías unos segundos, antes de que finalmente entrara a la oficina con Antonio siguiéndolo.

—¿Simplemente te dejaron ir?

—No, llevo haciendo varios exámenes las últimas semanas —explicó, sentándose en el sillón. Antonio se sentó a su lado y Voight se apoyó en el borde del escritorio—. Primero eran integradores por todos los años que pasé sin estudiar. Se dieron cuenta que algo no era normal y comenzaron a darme más exámenes con material de todos los años de la secundaria. Salí bien en todo, no hay nada que puedan enseñarme.

De su mochila sacó otro papel que le tendió a Antonio. Eran notas de su director, donde explicaba las anormalidades de Natasha y recomendaba un exámen psicológico.

—La única condición para dejarme ir es que me psicoanalice —le dijo—. Creen que hay algo en mí fuera de lo común.

—Tienes que hacerlo —dijo el latino, tomando su mano y tendiéndole el papel a Voight—. Nat, si hay algo especial en ti podría ser tu oportunidad para entrar en una buena universidad.

Natasha negó suavemente con su cabeza y fijó su morada en la ventana. No estaba muy segura de querer hacerlo. Le aterraba llamar la atención.

Antonio tomó su mano y volvió a hablar.

—¿Por qué le temes a ser inteligente?

—Porque si soy más inteligente que el resto, llamará la atención. Querrán analizarme, y quien lo descubra querrá hacerlo público. Lo intentaron cuando estudiaba en Rusia, sé cómo es.

Antonio entendió a qué se refería. Nadie lo dejaría pasar si Natasha resultaba ser más inteligente de lo que debería. Comprendía su miedo, un cerebro superdotado no aparecía todos los días. Quizá podían evitar que llegue a las noticias, pero la gente hablaría. Sus profesores, los psicólogos que la analicen, los profesores de cualquier universidad a la que aplique.

—¿No lo habían descubierto antes? —preguntó Voight—. Generalmente este tipo de cosas se descubre a una edad temprana.

—Alexei solía decirme que aprendí a hablar antes del año, y a los dos ya hablaba español e inglés, además de ruso. Mis profesores en primaria quisieron convencer a mi madre de hacerme ver, pero ella no le dio importancia.

—¿Fue cuando todo comenzó?

Natasha asintió.

—Natasha, nos dijiste que el único que tenía una oportunidad era Adam y por eso no le dijeron que se iban —comenzó Antonio, hablándole con suavidad—. Ahora tú también tienes una oportunidad. Puedes estudiar, trabajar... vivir la vida que te quisieron arrebatar.

Natasha quiso negarse, pero una parte de ella sabía que Antonio tenía razón. Quizá se lo merecía. Se merecía estudiar una carrera, poder asegurarse una vida para el futura porque no podía seguir viviendo de la manera en la que lo hacía, prácticamente a la deriva.

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capítulo cortito, acá vamos viendo el avance que hace Natasha en su vida

mi iq con suerte está dentro del normal así que no esperen que hondee mucho en el tema de la inteligencia de natasha, es inteligente y punto.

mi cerebro está chikito

alguna vez se hicieron un test de iq?? yo me hice varios pero siempre x internet así q no cuenta (no quiero aceptar q el lógico-matemática me salió preocupantemente bajo)

BLACK WIDOW (Chicago P.D)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora