Todos tienen un secreto. El del detective Antonio Dawson tiene nombre y apellido: Natasha Solovióv, también conocida como la Viuda Negra.
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cover by: @cattleya_oh
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—Lo decapitó, Natasha.
—Detective...
—¿Se te olvidó mencionarme aquel detalle?
—Dawson...
—Voight está enfurecido. Y hay un menor de edad en custodia con quien no podemos hablar...
Natasha rodó los ojos al oír a Dawson seguir hablando, sin permitirle hablar.
—Sé quién fue —lo interrumpió. Antonio la miró menos molesto que antes—. Fue Pulpo.
Dawson la miró con el ceño fruncido, muy serio, y Natasha notó que sus brazos se tensaron cuando apretó con fuerza sus puños. No había que ser ningún genio para darse cuenta que el detective se veía afectado por aquella noticia.
—Rev trabajaba con Eric Cooper, lo llaman Coop —siguió hablando Natasha.
—¿Cómo lo sabes?
—Un traficante de bajo nivel me dio el dato sobre Rev, el líder de los G Park Lords me dijo que trabajaba con Coop —metió la mano en su mochila y revolvió durante unos segundos, hasta encontrar en el papel que luego le tendió al detective—. Su dirección. No la obtuviste de mi parte. Si los G Park Lords se enteran, estoy muerta.
Antonio asintió y alzó su mano para apretar el hombro de la menor. Natasha ocultó la mueca que luchaba por salir al sentir los dedos apretando su piel. El morocho tenía demasiada fuerza y ella era puro huesos.
La pelirroja sabía que el adulto seguía enojado con ella por haber ocultado esa parte de la conversación, pero ella también estaba enfadada con él y no había necesidad de decírselo. Llevaba tres años trabajando para él, e incontables veces le había dicho que él la protegería de la policía. Y ahora Hank Voight la había llamado.
—No intentes nada contra Pulpo. No intentes conseguir información de su paradero ni de sus planes, ¿bien? —Natasha corrió la mirada—. Ya lo hiciste.
—Oí que estaba aquí, alguien me dijo el bar que frecuentaba y lo intenté. No quise decirte nada en caso de que fuera un dato falso. Quería llevarte una pista sólida.
Antonio resopló, cínico, y tomó su chaqueta que había dejado sobre la mesa. Dejó unos billetes debajo de su taza de café y se retiró del bar, dejando a Natasha sola con un gusto amargo en la boca.
La Viuda Negra decidió imitar al detective y salió del lugar, yendo hacia el club donde su única amiga trabajaba. Era una chica que se ganaba la vida prostituyendose, menor de edad y estaba sola en la ciudad. Natasha intentaba ayudarla en lo que podía, pero aquella chica era muy complicada. No estaba siendo obligada, pero eso no quería decir que fuera una buena vida para una chica de diecisiete años, con toda una vida por delante.
