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Los pasillos del hospital estaban bastante desolados cuando Natasha entró. En las incómodas sillas de plástico, vio que estaba Atwater. No la vio, así que acomodó su peluca rubia y pasó caminando lo más rápido que pudo sin levantar sospechas hasta llegar a la puerta que estaba en el otro extremo.

Lamentablemente, se chocó con Burgess, que a juzgar por la comida que llevaba entre manos, Natasha asumió que venía de la cafetería.

—Lo lamento —se disculpó la rusa, intentando rodearla para poder acceder al pasillo.

Burgess dio un paso al costado, cortándole el paso.

—Voight nos advirtió sobre ti —dijo la mujer policía—. Eres la Viuda Negra.

Natasha apretó los labios, maldiciendo mentalmente al policía.

—Les dijo también que estoy exonerada.

—Nos dijo que no te dejemos entrar —replicó Burgess, mirando por encima del hombro de Natasha a su compañero.

—Solo quiero ver a Antonio —pidió Natasha.

Natasha había pasado un buen rato espiando a los compañeros de Antonio, por lo que sabía que Burgess era demasiado buena. Sería fácil de manipular.

—No me comprometas, Solovióv. Vuelve a tu casa...

—Solo unos minutos —insistió—. Ven conmigo y verás que no le haré nada. Solo quiero verlo.

Natasha vio en sus ojos que Kim estaba a punto de quebrarse al oír el ruego en su voz. La verdad era que genuinamente sentía que era capaz de rogarle que la deje entrar, considerando su desesperación por ver a Antonio y asegurarse de que estaba bien.

Sin embargo, antes de que Burgess pueda hablar, una voz masculina se hizo oír.

—Te dijo que no —Natasha volteó para encontrarse a Atwater, que la miraba con seriedad—. Lo mejor va a ser que te vuelvas, Natasha. No es porque creen que le harás daño, es porque tú también estás en peligro.

Natasha volteó, lista para pelear, pero Burgess la interrumpió al pasarle la comida que había comprado a su compañero y tomarla del brazo.

—Estamos perdiendo el tiempo. Puedes verlo durante unos minutos, y luego yo misma te llevo a la comisaría.

Eso no convencía del todo a Natasha, pero sabía muy bien que no iba a conseguir nada mejor. Si sabían la historia completa, entonces no iban a arriesgarse a llevarle la contra a Voight.

La pelirroja se dejó guiar entre los pasillos casi vacíos hasta que llegaron a la habitación de Antonio. Laura no estaba, la mujer había llevado a sus hijos a su casa para que pudieran descansar un poco ahora que sabían que Antonio estaba fuera de peligro, por eso Natasha había aprovechado para ir.

Al entrar, Burgess se quedó afuera y la pelirroja entró, yendo directamente hacia Antonio. El rostro del hombre se veía tan pálido que Natasha no pudo evitar sentir un poco de miedo, pero la máquina que medía sus latidos mostraba que su corazón latía con normalidad. Alzó su mano para acariciar su mejilla, logrando que los párpados del hombre se agiten hasta que finalmente los abrió y la miró.

—¿Nat?

—Hey —saludó la muchacha—. ¿Cómo te sientes?

Antonio intentó sentarse, pero Natasha no lo dejó. El hombre decidió no resistirse y simplemente tomó su mano. La adolescente sonrió, acariciando los nudillos del mayor.

—Es peligroso que estés aquí.

—Solo quería verte —murmuró la chica—. Burgess me llevará a la comisaría.

BLACK WIDOW (Chicago P.D)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora