Capítulo 8 -Sueños despiertos

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Escenas del capítulo anterior:

En el coche, Betty apoya la cabeza en su hombro para seguir soñando y sentir la loción llena de sudor. Se conmueve y se detiene justo antes de la casa de Betty para despedirse de él. Betty estaba abriendo la puerta del auto cuando miró y vio en el asiento trasero la misma bolsa que había visto en la oficina de Don Mário.

"Qué raro, ¿no dijo que era de doña Marcela? Tal vez no tuve tiempo de dár a ella".

-¿Qué pasa, Betty?

-Nada.

Se despidieron con un beso ardiente en la boca, a pocos metros de la casa de Betty. Por muy poco, Armando no dio marcha atrás y la sacó de allí para llevarla de regreso a su departamento.

-¡Oh, doctor! ¡Necesito ir!

-Pero Betty ... quería que estuviéramos juntos, esta noche necesitaba quedarme contigo toda la noche. - sosteniéndola por la cintura y besándola

-Oh, doctor. -Sabes lo mucho que te amo y quise estar contigo.

-Entonces, Beatriz, ¿por qué no, ah? Dime que sí y te llevaré de regreso para que estés conmigo y ni siquiera tenemos que ir a trabajar mañana. Quedémonos en mi apartamento hasta la tarde. -Beso- ¿No me quieres, Betty?

-Sabes que es todo lo que más quiero, pero ... -¡No podemos, doctor! ¡Mira, mi papá ya ha encendido las luces!

-¡Está bien!

Cerró los ojos y, dolorido, condujo hasta la puerta, la dejó y se dirigió al apartamento.

Cuando vio a Beatriz llegar a casa, su padre, con la manta en la cabeza, con aspecto de la Película E.T., el extraterrestre (1982) , la recibió con el regaño de siempre, pero Betty le respondió con una sonrisa, sin discutir, sus piernas aún le temblaban por el placer que había sentido hace unos minutos varias veces en brazos del hombre de tus sueños. Su madre la defendió diciendo que tenía que representar a la empresa en los eventos, ya que sus jefes no

estaban allí. O eso escuchó, porque en realidad no le importaba mucho. Estaba en las nubes. Ella le había hecho el amor tres veces, dormió a su lado, en su cama y él había soñado con ella... Sí, había soñado, porque dijo su nombre y hasta dijo que fue después de que hicieron el amor, que ya no podía estar con otra.

-¡Y dijo que soy buenisima! -se rió y quedose roja- La mejor de todas. ¿Cómo puede ser esto si no tengo experiencia? Solo él y ... lo que quiero olvidar.

-Pero para mí nunca existió otro, solo Armando Mendoza, a quien me entrego en cuerpo y alma.

- Betty escribió en su diario mientras suspiraba por él, recordando cada caricia que le había hecho.

"Me toma con sus brazos, me sostiene contra él, me mira con esos ojos, se apropia de mi boca hasta que me quedo sin aliento y lo único que me resta a hacer es aferrarme en su cuelo y dejar que haga lo que quiera con mi cuerpo hasta que se quede completamente satisfecho.

Sigo sin saber qué le fascina tanto de mí, pero sé que todo en él me fascina: sus ojos, su boca, su cuerpo, su voz, sus caricias ..."

-No es de extrañar que las mujeres más bellas estén alucinadas por él. Así como yo.

"Quiero creer que todo esto es real y no una fantasía. Don Armando es un príncipe, un hombre fino y elegante y no tendría por qué unirse a mí si no lo atrae de ninguna manera."

Esa noche, después de llevarse a Beatriz a su casa, cuando la vio salir del auto, Armando quiso bajar con ella, tomarla del brazo y llevarla de regreso a su departamento. ¿Por qué tuvo que volver a casa? ¿Sabrás cuándo tendrían otra noche así?

Pasó junto a su habitación, donde estaba encerrado Nika, su perra. Pero no tenía ganas de quedarse ahí. Simplemente acarició al animal, le puso comida y agua y se fue a dormir al apartamento de invitados, donde hace poco más de treinta minutos tenía en sus brazos a la única mujer que podía dejarlo satisfacerlo en la cama. Ella era dulce, muy dulce pero sensual y muy caliente. Sus únicos defectos eran que no sabía vestirse, era fea y su empleada, su asistente. (Nunca había estado involucrado con una empleada de Ecomoda). En cuanto a vestirse, era fácil

resolver, pues tenía una empresa de ropa y quién sabe, podría arreglarla. (Estuvo muy elegante para acompañarlo al club) Pero sabía que podía lastimarla si él, el hombre que ella amaba (porque se sentía amado por Beatriz), le decía que podía, ya que le molestaba, mejorar su apariencia. ¿Hugo Lombardi? ¿Marcela Valencia? No, la odian, pasan todo el tiempo burlándose de ella.

Sin embargo, mi mamá podría ayudarla, pero no vive em Colombia. Una amiga ... como las del cuartel. ¡No! Ellas tampoco saben cómo arreglarse y no me gustaría ver a mi Betty vestida allí como Aura Maria, no importa quan remamita que se vea...., (se rió)

Los recuerdos de esa noche lo hicieron suspirar.

-Fe ...¡No es fea! Ella tiene un cuerpo hermoso y delgado. Aunque no es alta, está bien distribuida, con senos que parecen de niña. ¡Y según ella, nunca los ha tocado ningún otro hombre que no sea yo!

-¡En realidad, ya no me importa!

No importa cómo te vistas, cómo te miran los demás, ¡ah! Lo que me importa es lo que toca a mí!, y ¡para mí no es fea!

Se levantó, tomó la botella de whisky y un vaso. En aquellos días, la bebida y su perra que ya paseaba por la casa eran sus amigos más cercanos. Los únicos que parecían entenderlo, aparte de Betty.

Solo estaba usando boxer para sentirla de nuevocomo se estuvera allí con él. Esto era inusual en él.

Cuando veía a una chica que lo atraía, la invitaba a un programa, como: cena, baile y generalmente lograba tenerla esa noche en su cama. En ese momento incluso pensó que esa tipa podría ser "la mujer que esperaba".Pero no!

Cuando llegó el clímax, se dio cuenta de que era solo uno más y que el vacío en su corazón y en cuerpo permanecía. Usualmente, tomado por el deseo, las tomaba impulsivamente, intensamente y esto las volvía locas y claro, a veces lo volvía a hacer, por su insaciable naturaleza. Pero el vacío ya estaba allí, instalado. El encantado se había desvanecido. Era solo otro cuerpo, no más. No podía esperar a venir y terminarlo para llevar a la mujer a casa y no volver a verla nunca más. Por eso nunca se había relacionado con las empleadas de la empresa. No tendría el valor de acostarse con una chica atractiva como Aura María, por ejemplo, (como lo hizo Caldeirón) y ponerla en la calle para olvidarlo. No, las empleadas de Ecomoda eran activos de la empresa y no podían hacer eso.

Pero ¿y Beatriz? Ella también era empleada, su asistente, amiga, confidente y ahora, desde el plan en el que Mário lo convenció de participar, también eran ... novios. Estaba seguro de que ella se sentía así por él y también por su amante. Pero no de la forma despectiva que lleva la palabra: ser "la otra". Al menos, no para él. "Amante" por ser la mujer que llenaba su cama. (giró el whisky) sí, era ella. En efecto, esa mujer, como pudiste ver esta noche, le hacía sentir un deseo incontrolable. Ella era dulce, apasionada, tierna, húmeda y cálida. Sus ojos lo miraban como si él fuera la mejor persona del mundo y la más importante para ella. Sentí que no necesitaba mucho: solo tocar su cuerpo, y la sentía temblar. Si la besaba, se rendía por completo, como ningúna otra. Beatriz, lo hizo, se sintió completo en la oficina cuando hablaba, escuchaba sus ideas, las potenciaba y cuando salían juntos, se besaban y hacían el amor. Amor sí, no horror, como pensaba, Mario. Hacer el amor con ella era enloquecedor. Lo miraba como si le perteneciera, pero al mismo tiempo sentía que le pertenecía a ella cada vez que la oía gritar que era suya y solo suya.

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Pacto de Amor (Usted es la mujer que yo necesito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora