Después de arruinar los planes de Mário de tener una despedida de soltero pasando rico con unas tipas que encontraron en el bar donde fue a ahogarse en la botella de whisky, Armando habla con su perro, extrañando a Betty, por no saber dónde está.
Pero, nosotras sabemos que Betty está en Cartagena, ayudando a Catalina en la coordinación del Reinado Nacional para elegir a la representante de Colombia en Miss Universo.
Llega el día de la boda de Armando y Marcela, y la mañana es extrañamente nublada y fría, más de lo habitual en Bogotá, Armando pudo mirar desde la ventana de su dormitorio.
Aunque no llovió en Cartagensa, a los ojos de Betty sí. Esa mañana, se despertó y se acercó a su ventana para ver el mar. Quería llamarlo al celular, solo para escuchar su voz. Pero no quería que él viera el código de área del teléfono del hotel. No quería estrapiar la vida de Armando, convertirlo en el desprecio de su familia por su cuenta. ¡Ah no! ¡No! Ella no podría soportar verlo sufrir lo que ella ha sufrido toda su vida. Sufriendo desprecio de sus amigos, de su familia, como sufrió la "valiente doña Camila". Conocía muy bien a Don Armando, sabía que no podía soportar lo que aguantó Doña Camila. Aunque parecía seguro y narcisista, conocía al Armando real como nadie más: era inseguro, necesitaba la opinión favorable de los demás todo el tiempo para afirmarse y estar con una mujer como ella a su lado, no lo ayudaría. Por eso siempre tuvo que lucirse con las mujeres más bellas.
Pero Betty no sabía cómo había cambiado Armando. Su seguridad estaba con ella, que lo amaba sin reservas, sin amenazas. A su lado, así como ella se sentía la mujer más hermosa y deseada, él sentía al hombre más amado y seguro en sus brazos. Uno ayudó al otro en sus necesidades. Al contrario de lo que pensaba Betty, Armando ya no necesitaba desfilar en fiestas, salir con modelos ni nada por el estilo para afirmarse. Si seguía comprometido con Marcela era por la culpa de cuidar a Ecomoda y no por la condición de presidente de la empresa. Sería feliz si alguien pudiera sacarte de esta misión ahora.
Él solo deseaba que su cabeza no le doliera tanto. No podía levantarse de la cama. ¿Y para qué? Había programado algunas reuniones. Ni siquiera Ecomoda le interesó. Admiraba el trabajo de sus padres y "sus tíos", Julio y Suzana. Sus hijos no habían heredado nada de ellos. Marcela era malcriada, manipuladora, siempre tenía lo que quería, sobre todo de sus padres. La mejor ropa, los mejores juguetes y el que ella consideraba la mejor fiesta: el soltero más cotizado de Bogotá, Armando Mendoza. A pesar de amarlo de alguna manera, no podía controlarlo como quería, por lo que se convirtió en una obsesión casarse con él. María Beatriz estaba mimada, pero al menos no con la empresa, ni con él, sino con su apariencia física. Daniel era el más egoísta, no le importaba nadie y Ecomoda era solo una forma más de conseguir dinero. El sueño de dirigirla era dividir finalmente la empresa entre los Mendoza y los Valencia. Y su matrimonio con Marcela fue precisamente para evitar eso, como decía su papá hace unos días. Una forma de sellar la unión entre familias. Al menos sabía que se trataba de un negocio, a diferencia de su madre, que pensaba que el matrimonio concertado por sus padres y el de Marcela era una prueba de amor.
¡Y pensar que yo tenía la culpa de eso! De pequeño, desde que jugaba a casarse con Marcela después de ver una película y toda la familia decía que eran una gran pareja, empezó a decir que se casaría con Marcela cuando fueran mayores. Solo tenía 7 años, pero su madre se tomaba el juego en serio.
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-¿Qué hago, Dios mío? ¿Qué hago? ¡Quedarme aquí en esta cama bebiendo no cambiará mi vida! ¿Por qué me corresponde a mí cuidar de Ecomoda? Cómo quería a alguien que pudiera aconsejarme. Caldeirón debería ser para esto, pero solo está mirando las acciones de la empresa. ¡Dime que me case! ¡Mis padres tampoco pueden oírme! Piensan que al casarme con Marcela me asentaré y le seré fiel. ¿Cómo pueden pensar que una persona puede ser feliz al verse obligada a casarse? Si me escuchaste, los podría explicar. Parece fácil: casarme, dormir junto a ella todas las noches, hacer de buen marido, mientras la mujer de mi vida está ahí fuera, ¡sabe dónde y puedo perderla! ¡No! Betty hace todo por mí, ya no puedo darle este sufrimiento. ¡La perderé y moriré!
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Pacto de Amor (Usted es la mujer que yo necesito)
RomanceTodas sabemos lo que la lectura de la carta de Mário Caldeirón le hizo a la autoestima de Betty, provocando que se separara temprano de Armando, solo un día después de hacer el amor tan intensamente en el departamento de Mário Caldeirón. Ciertamente...