Capítulo 18- El príncipe verdugo

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                          Lo impresionante fue ver la misma bolsa azul encima del armario (¿creías que me había olvidado de eso, ¿ah?) La mismo que encontró en el auto hace unos días, que antes estaba en la oficina de Mário. ¿Fue Doña Marcela? ¿Esta habitación sería de ella? ¿Por qué las fotos? Fue a la bolsa, decía "Armando Mendoza", se alejó.                                                                                                                      Entonces ella recordó lo que le había dicho: "¡Es la persona en la que más confío en el mundo!" "Usted es mi mujer" "La única persona en quien confío."     Vio que la curiosidad invadía su mente.        ¿Sería un problema echar un vistazo al contenido?

Tomó la bolsa, dentro había muchos sobres con tarjetas:

"Betty, todos los días ...

" Otro: "Betty, tus labios ..."

-¡Si! ¡Son para mí! ¡Tan divino! -abrazó la bolsa -¿Por qué las escribes todas a la vez? -¡No importa! ¡Qué divino doctor mío! Ni siquiera necesitaba hacer estas cosas ... ¡Te amaría de todos modos, Don Armando! ¡No necesita de eso! -ella suspiró Y dentro de un sobre que chocaba con los demás, no era de color, era marrón como los que se usaban en la oficina y escrito a mano: "A Armando Mendoza"

-¿Es este?

(¡ ¡ ¡NOOOOO, BETTY!!!)

...

Cuando lo abrió, se sorprendió. Estaba vacío. Allí no había nada. (¿Recuerda que Armando leyó la carta en la oficina de Mário y cuando llegó Betty, se guardó la carta en el bolsillo de su traje¿).

-Pero...

Betty se dio cuenta de que tal vez no había ter entrado.

-No debería haber hecho eso ... entrar aquí, ver esta bolsa. ¿Y si quisiera sorprenderme y dármelas poco a poco?¡Mejor déjelo en su lugar y no estropee la sorpresa!

Decidió despedirse del perro y marcharse lo antes posible. Pero Armando estaba en la puerta de la habitación.

-Beatriz, ¿qué haces aquí?

-¡DON ARMANDO!

Armando se quedó helado, trató de ocultar su malestar, tal vez ella no lo había la bolsa. Y ni las fotos con Marcela ahí.

-Oí a Max ladrar y llorar y vine a ver si necesitaba algo. Te lo advertí antes de entrar, pero como no respondiste ... (sí, de verdad) ¡Lamento haber sido tan atrevida, doctor, para venir aquí...

-¡Todo bien! -él sonrió amarillo

-¿Este es tu cuarto o el de doña Marcela?

-COMO MARCELA? ESTE APARTAMENTO ES MÍO! ¡Aquí no hay nada de Marcela! Sí, ahí están estas fotos, como las que tienes en la oficina. Porque cuando empezamos me los regaló para no olvidarla y ... las pocas veces que dormimos en este apartamento es donde dormimos. ¡Pero normalmente dormíamos en su apartamento y no aquí!

-¡Fue solo una pregunta, lo siento!

-¡Pero quiero explicarte! Y digo eso en esa habitación donde dormimos. ¡NUNCA! Ninguna mujer ha dormido nunca más que tú y mi hermana Camila, cuando viene a visitarme. ¡Escucha! - sostiene su rostro - Y desde que pasamos la noche juntos aquí, he estado durmiendo en la habitación de Camila muchas veces. -Beso -¡Para olerte y tener paz!

-Todo bien. -Sonríe -¡Te creo!

-¿Vos si?

-¡Jurar! -Beso

Pacto de Amor (Usted es la mujer que yo necesito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora