Pacto de Amor (Usted es la mujer que yo necesito)

Capítulo 32

          En Bogotá, Margarita estaba muy preocupada por Armando. Aunque el hijo llamó para informar y decir que todo estaba bien, estaba preocupado por su salud. Por otro lado, Marcela llamaba al celular de Armando, quien a veces respondía para mantener las apariencias y decir que se estaba recuperando y que pronto estaría de regreso. Pronto, Marcela subió de tono y le gritó por teléfono, lo que le obligó a apartar el móvil de la oreja para no arrojarlo al mar desde la ventana, En estos días, Armando andó siguiendo a Betty cuando salió a ver adónde iba. Y sobre todo, cómo se comporto el francês con ella. Por suerte, después de varios momentos de rechazo de Betty, Michel se estaba comportando mejor , aunque todavía la tomaba de la mano y del brazo, lo que ya la incomodaba y a Armando enloquecía de celos.

     Esa noche, Catalina había organizado un luau para los participantes y los invitados, pero Betty no estaba de humor para asistir. Preferiría volver a su habitación y cuidar de su paciente especial. Entonces, solo se quedó un poco y se fue al hotel, ante la protesta de los participantes, ' principalmente Michel, quien luego la dejó en la puerta de la habitación.

-¡Este tipo se está pasando...¡Se está acercando demasiado a ti!

-¡Juro que no hice nada para animarlo a hacerlo!

-¡Sé que no, Betty! - la agarra por la cintura - Pero eres así, tan ... hermosa, dulce y sensual. ¡No hay forma de resistirte! ¡Así que no lo culpo por intentarlo! (La besa apasionadamente) ¡Pero es sola MÍA! (La atrae hacia él, haciéndola sentir su deseo)

-Oh, don Armando. ¿Podemos dejarlo para más tarde?

-¿Qué quieres decir, Betty?   Siento que ... ¡Tienes que cuidarme bien! ¡Estoy etresado y muy enfiermo! Necesito calmarme y solo tu puede hacerlo!

-Ojojo Pero ¡estoy cuidando muy bien de usted, doctor! Hasta rechacé una fiesta en la playa hoy para quedarme contigo. Entonces, tengo ganas y me gustaría que saliéramos a caminar por la playa, esta noche, comamos mariscos, tomamos helados... ¿No te provoca?

-¡Está bien! Me encanta! Y para que veas que me gustaría hacer caminatas así contigo y que nunca hice con nadie!

-¿Con nadie? ¿Ni siquiera con doña Marcela con la que salío tanto tiempo?

-No, a ella no le gustan mucho estas cosas, hasta fuimos de crucero, pero con mis padres, Daniel y una modelo. ¡Pronto será genial ir a la playa contigo!

-¡Entonces vamos!

Armando se pone un pantalón de lino blanco y una bata y los dos salen del hotel sonriendo por la puerta lateral.

-Pero no vamos a ir donde está Cata, ¿no?

-¿Cómo se te ocurre? Ella no puede saber que está aquí, ni nadie conocido.

-Sí. -Beso -?Puedo sugerir algunos paseos¿

-Sí.

Armando luego la lleva a algunos lugares en un auto de alquiler del hotel, cena afuera y luego pasea por la playa en Isla del Rosário.

-¡Ah! Oí sobre ello. Doña Catalina me dijo que se conoce como el lugar del perdón, divino, no?

-Si, por eso te trajo aqui. Entonces, ¿me perdonas, Betty? Por todo esto, ¿por participar en el plan, por jugar contigo? ¿Por no confiar plenamente y ser un loco posesivo y celoso? ¡Nunca te haría daño!

-Sé que no. ¡Eres un príncipe para mí, don Armando! (beso) Claro que te perdono, si no te perdonara no estaría contigo.

-¡Gracias Betty! ¡Necesito de ti, necesito tu amor! (La abraza contra su cuerpo. La besa dulce, apasionadamente, le acaricia el cuerpo.)

-¡Oh, doctor! ¡Aquí no! ¡Puedes vernos!

-¡Estamos solos, Betty! ¡Solo nosotros y la luz de la luna de Cartagena! ¿No te provoca amarme con el cielo de testigo? (Pasarle los puntos de sutura en el cuello, bajando por la espalda, volviéndola boca abajo, tomándola en su regazo para ponerla en la arena, debajo de esa carpa.) ¡Ámame, Betty!

(Se acuesta sobre Betty, besándola en cada parte. Hacen el amor dulcemente, bajo la luz de la luna).

-¡Te amo, Betty! ¡Más que nunca!

-¡También doctor! (Beso)

Luego se pasean un poco más, se besan y vuelven al hotel.

Betty estaba entrando al hotel con Armando (pero estaban fuera) cuando Catalina regresaba de la gira. Betty no la vio. Cata, al darse cuenta de que era Betty, decidió esperar. Ni siquiera se dio cuenta de la presencia de Armando, porque él estaba lejos y sus ropas eran diferente a lo que solía usar.

Los dos tomaron el ascensor hasta el piso y luego se acercaron riendo. Y se besaron.

-¡Espere! ¡Dejáme abrir la puerta! -dijo Betty

(Se abrió y él la agarró, le dio un beso y la empujó adentro. Donde la tomó en sus brazos y se amaron).

-Entonces eso es ... -Catalina se sorprendió al ver que Betty estaba acompañada (¿Lo reconoció?) ¡Por eso está tan sonriente y yo pensando que era por Michel !

Se acercaba la etapa final del concurso, todo marchaba bien, pero en Bogotá las cosas no lo estaban haciendo muy bien. Durante estos días se produjo la Sentencia del Embargo de Terramoda sobre Ecomoda. Y Nicolás siguió todo con abogados. Como Mário, a su manera. Él ya que no confiaba en Nicolás y no entendía por qué su amigo puso al "prometido" de su amante, "el lobo a cuidar los huevos de oro" y dentro de la empresa.

Mário decidió llamar a Armando al celular y ponerlo al día sobre lo que estaba pasando con Ecomoda, mientras él descansaba fuera de Bogotá.

-¡Armando! ¡Sé que estás de licencia y no puedes estar nervioso!

-¡Vamos, Mario! ¡Deja de tonterías! ¡Ya se interpuso!

-¿Estás acompañado? ¿Te estás pasando rico? ¿Olvidaste tu monstrete?

- ¡HABLA PRONTO, IDIOTA!

-¡Calma! ¡Detén al ogro! Lo que tengo que decir es que tienes que volver lo antes posible, ¡Ecomoda pertenece a Betty! El juez falló a favor del embargo de Terramoda sobre Ecomoda! Tu padre ya lo sabe, perolo tranquilicé.

-Pero, ¿Cómo así?

-Por el diario de la cámara. Pero, tranquilizese, Nicolás y yo te prometimos que te lo explicaría todo.

-¡Ay Dios mío! ¡Esto no podría suceder!

-¡Así es! ¡Si mañana no está, su padre convocará a la junta y los Valencia te acabarán!

-¡Está bien! ¡Estaré ahí mañana!

-¡Están intentando localizar a Betty! ¡Sospechas del balance debido al embargo!

-¡Está bien, Caldeirón! ¡Dile a mi papá que estaré allí y le explicaré!

Armando mira con tristeza a Betty, quien le devuelve el gesto.

-Betty ...

-¡Yo ya se! Estaba hablando con Nicolás. El embargo ...

-Si. ¡Necesito estar en Bogotá mañana por la mañana!

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Ah no! Ellos deseaban quedarse juntitos los dos!

Si les gustan la historia, por fabor regaláme una estrelita y perdón por los errones de ortografia.

GRACIAS!