Capítulo 9 El regreso de Marcela y Mário

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    Cuando llegó por la mañana, acompañada de Nicolás, que ahora la conducía a la empresa, Betty estaba en las nubes, con su vestido verde, uno de sus favoritos, que había usado en su cumpleaños. Armando aún no había llegado a la empresa, ya que era demasiado temprano. Luego, pasó por su oficina, acarició la silla donde él estaba sentado como si estuviera allí y se dirigió a su oficina, sonriendo.

Poco después llegó Armando con una tarjeta en la mano, una de las cuales le había dejado Caldeirón:

"Sentir tu piel, tus labios, tu cuerpo sensual confirman que quiero seguir haciendo el amor contigo todos los días durante toda mi vida".

-¡Idiota! ¡No te imaginas lo que es hacer el amor con una mujer así! ¡Nunca hice el amor en la vida! ¡No, no lo sabes! ¡No sabe!

-¡Buenos días, Don Armando!

-¡O-hola-hola, Beatriz! ¿Llevas mucho tiempo ahí?

-Bueno, llegué justo antes que usted, doctor, pero me quedé en mi oficina. Ahora, lo escuché hablar y vine a saludarte.

Intercambiaron miradas... ¿Es mi tarjeta del día?

-¡No! Quiero decir... ¡sí! ¡No le escribo a nadie más!

Ella extendió sus manos.

-¡Pero tendrás que esperar, picarona! Todavía estoy escribiendo, ¿eh?

No te escribiría tonterías, ¿eh?

-Ah, don Armando, ni más faltava... todo lo que me escribes es muy especial ... y desde hace unos días, así que ...

-¿Qué?

-¡Ellos están mejorando!

-Cuando estés listo te lo doy! - le guiñó un ojo, y vuelveó a su oficina.

Guarda la tarjeta en el bolsillo de su traje, tratando de concentrarse en el trabajo, pero fue difícil después de tenerla la noche anterior en su departamento.

-¡No! ¿Qué pasa Armando Mendoza, ah¿ Parece a esos adolescentes llenos de hormonas.

¡Contrólate, hombre!

-Doctor...

-S-¿Sí, Beatriz?

"¿Qué quiere esta mujer ahora, ah? Así voy a hacer ...lo que... queremos, ah?" - La miró lascivamente

-¡El banco exigió que firmes otro pagaré para liberarnos del préstamo!

-¿Pero otro, Beatriz? ¡De esa forma superaré el patrimonio de la empresa!

-¡Oh, doctor! Me disculpa. Me da pena, pero no es culpa mía ...

-Yo sé, Betty, pero entiendo.

-¡Me siento mal, doctor! Me temo que pienses que estoy haciendo algo, y yo nunca ... La abraza

-No, Betty, no. ¡Yo sé que no!

-¡Preferiría que esta empresa no estuviera entre nosotros! Prefiero devolvértela a usted. -¡No digas eso, Betty! ¡Sabes que no puedes devolverme la empresa o los bancos nos comerán vivos!

-¡Lo sé, doctor! ¡Pero no quiero que sospeches de mí!

-¡Nunca, Beatriz, nunca! -Bésale su capul -¡Yo confío en ti!

Ella sonríe.

-¡Eso! Mi sonrisa. Ya no quiero que te quedes sin arregalarme su sonrisa. - sostén tu barbilla - ¡Cuando sonríes, el mundo se cae, Beatriz!

En ese momento se abre la sala de la presidencia. Era Mário quien había regresado de un viaje. Armando y Betty palidecen como el papel, ya que se abrazaban y no imaginaban que alguien entraría. Más aún, Mario. Peor aún si fuera Marcela, pensaron ambos.

Pacto de Amor (Usted es la mujer que yo necesito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora