Capítulo 20- ¡No crea que será tan fácil, doctor!

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Betty se siente débil en los brazos de este Príncipe-verdugo, su abrazo es tan fuerte, su boca tan caliente, su cuerpo tan sensual... Y la presiona y reclama lo que es suyo. El corazón y la piel de Betty son sus mayores traidores, dominan incluso su poderoso cerebro.

    Armando, locamente enamorado, la besa como loco, domina su boca. La quiere totalmente para él, una vez más.

No dicen nada, solo besan y abrazan. Ni siquiera se atreve a tocarla sexualmente. Después de todo, quieres actuar lentamente, dejar que tus besos hablen por él.

Pero su lengua quiere más, juguetona, explora la boca para llegar a lo más profundo de Betty. Aunque, trata de mantener las manos quietas, simplemente abrazándola, siente el volumen de tu entrepierna, con la proximidad. No quieres saber, quieres hacerla suya en todos los sentidos. Betty no puede pensar, está completamente presionada por él, incapaz de reflexionar, dejándose llevar por el dueño de sus deseos. Armando no aguanta más y quiere llevarla allí mismo en el sofá, cerrar un pacto de amor. Siéntela, siéntela. Él comienza a desnudarla, pero Betty siente sus manos en sus pechos y piernas y reacciona.

-¡Don Armando, no! -lo empuja hacia un lado, haciendo que se caiga del sofá

-¡Ah, Betty!

Betty se levanta rápidamente, se recompone.

-¡No crea que será tan fácil, doctor! ¿Que piensas? Estás comprometido y aunque sabía de eso, enloquecida de amor, me involucré, creí tontamente que usted podía ser para mí también y caí, caí en tu juego. Una vez más, jugaron conmigo y ¡lo creí!

-¡No, Betty! ¡Yo también, Betty! ¡Yo también me caí! ¡Estoy completamente caído, rendido a ti! -Abrazos- ¡Por favor Betty! ¡Créame! Incluso Caldeirón se dio cuenta de que ... siento algo por ti.

-Y debe haber sentido mucha pena (muy avergonzado), ¿no, doctor?

- ¡Para nada, Betty! Nunca me había sentido tan bien. Betty, ¡nunca sentí lo que siento en tus brazos!

La abraza con más fuerza

-Creo que no te lo diría si no lo estuviera, ¡estoy enamorado de ti, Betty!

-¡No se que pensar! ¡No se que pensar! Necesito estar sola, reflexionar sobre lo que me dijiste.

¿Cómo puedo creer que dices que estás enamorado de Betty, tu fea asistente?

-¡No hables así! ¡No eres mi asistente aquí, ni eres fea! ¡Sabes que no es para mí! ¡No lo es! -la abrazó con ternura

-¡Por favor, doctor, no! ¡No lo hagas más difícil!

-Difícil, ¿qué? ¡Nos amamos! ¡Nos sentimos felices en los brazos del otro! ¡Que estamos completos en los brazos del otro! ¡Sabes que no soy así con ningúna!

-¡Sí, doctor! ¡Yo se!

-¡Entonces Betty! -Beso -Yo te quiero con toda mi alma!

-¡Oh, doctor! ¡Ojalá fuera tan fácil! Tan fácil como dices, pero no lo es.

Aún más necesito ir, necesito quedarme sola (y su diario) y pensar, pensar en lo que me dijo.

-¡Está bien, Beatriz! No puedo forzar las cosas contigo. -pasar tu mano sobre los hombros de ella

-¡Por favor, no doctor! ¡Tenemos que irnos!

-¡Quédate conmigo, Betty! -con voz susurrada y ronca -¡Quédate! No necesitamos hacer nada. Solo quiero abrazarte y saber que aún me amas después de todo lo que te dije, incluso si no soy el hombre que esperaba. ¡Necesito saber que me amas!

Pacto de Amor (Usted es la mujer que yo necesito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora