Por mucho que lo sintiera, lo cierto era que era un hombre que se casaría en unos días. Aunque sabía que se trataba de un matrimonio concertado para unir la Herencia de las dos familias y que Armando le aseguró que desde que era de ella nunca había tocado a otra mujer, incluida Marcela, lo cierto es que pensó que no podía competir con Marcela. Durmiendo lado a lado, estando casado, un día Armando cedería a la tentación y volvería a tener relaciones con ella como antes. Marcela era muy hermosa y encantadora y ella era solo Betty la Fea.
¿Tendría que contentarse con ser su amante? Lo amaba tanto. Sería capaz de hacer toda locura por él, pero ser la amante de un hombre casado, ¿traicionar la educación que le había dado su padre? No. Tendría que casarse, por mucho que prometiera que después de la Junta Directiva cancelaría la cita con Marcela, sabía que sería un escándalo. Ella, Beatriz Pinzón necesitaba arreglar esto. ¿Pero como? Alejándose de él. Porque hablar era inútil. La otra vez intentó hablar, cuando se vio a sí misma besándolo y abrazándolo y se dejó llevar por el deseo de que sus cuerpos se unieran. Otra cosa, no podía quedarme allí para la boda. No pude soportar eso. Hacía un año que no trabajaba para la empresa, pero necesitaba viajar un poco, escaparme o tomar una baja por enfermedad, porque me estaba enfermando con el matrimonio de él. Mientras Armando hablaba con sus padres, sonó el teléfono de Beatriz. Fue Nicolás, quien quiso concertar una cita con los abogados de Terramoda para ese día. El proceso avanzaba más rápido de lo que esperaban y podría no lograr el resultado que deseaban.
-Está bien, Nicolás. Entonces haz una cita. Armando no pudo escuchar el contexto de la charla por lo que entendió que Beatriz iba a concertar una cita con Nicolás y eso lo dejó desconsolado.
No entendía por qué ella le parecía un poco fría, porque todos los días había alguien que venía a recogerla y otros, ni siquiera esperaba y se iba de la empresa conduciendo su auto. Estaba celoso, pensaba que Nicolás le estaba haciendo el favor, pero no podía preguntále que no la enojara con él, siempre lo estaba cuando lo veía desconfiar de ella con Nicolás. Luego entró en la cueva, cerró la puerta, se acercó a ella y, como siempre hacía, le acarició las manos, con la intención de ir subiendo poco a poco por sus brazos hasta lograr besarla. Pero cuando se trataba de una plaga, alguien llamó a la puerta de la oficina de Betty que estaba cerrada. Fue Marcela.
-¿Por qué estaban encerrados?
-¿Encerrdos? ¡No estábamos encerrados!-dijó Armando, con ironia -¡Oh, sí, ni me di cuenta! ¿Qué opinas, Marcela? ¿Qué posibilidades había de que estuviera besando Betty o qué?
Betty quedóse helada y luego se puso roja con las mejillas ardiendo
-¡No seas estúpido! ¡Antes pensaba que ha se convertído en gay!
Betty estaba enojada por ese comentario. Puede que no sea bonita como ella, pero incluso fea, más aún asi. su prometido la quería mucho y vivía besándola y seduciéndola. Armando se dio cuenta y regañó a Marcela, arrastrándola a su oficina.
-¿Y qué querías con tanta urgencia?
-¡Llegaron las invitaciones!
-¿Qué invitaciones, Marcela?
-¡De la boda, por qué! ¡Ah, olvidé que para ti no es importante!
-¡Claro que lo es, Marcela!
-¿Vas a ayudarme a distribuirlo?
-¿YO? Eres mejor en esto, ¿no?
-Lo sé, no tienes que decírmelo, ¡lo sabía!
-¿No son para distribuir?¡Pidámosle a Freddy que lo haga!-¡No! ¡Tengo una mejor idea! -con su sonrisa cínica, Marcela se dirigió a la habitación de la asistente de su prometido y le ordenó a Beatriz que lo hiciera, Armando por un momento se quedó sin reacción, pero después.
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Pacto de Amor (Usted es la mujer que yo necesito)
RomanceTodas sabemos lo que la lectura de la carta de Mário Caldeirón le hizo a la autoestima de Betty, provocando que se separara temprano de Armando, solo un día después de hacer el amor tan intensamente en el departamento de Mário Caldeirón. Ciertamente...