Sinopsis

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La vida nos enseña de distintas maneras que las personas no suelen ser para siempre.

Nadie está obligado a quedarse donde no es valorado, pero: ¿y sí, la persona era valorada y aun así quiso irse?... es allí cuando la oración inicial adquiere otro de significado.

Y a pesar de que la otra persona no le tuvo aprecio a nuestros esfuerzos, el único consuelo para un corazón roto y un orgullo herido es saber que dimos lo mejor de nosotros en la relación; o al menos es en lo que suelo pensar cada que me siento deprimida, algo que me era muy frecuente en las últimas semanas.

Después de una relación de un año, él había tomado la decisión de que ya no deseaba continuar con lo que teníamos. Simplemente, un día llegó a mi apartamento a buscar sus pertenencias sin previo aviso.

Lo único que me había dicho al respecto era que estaba cansado de todo y que ya no deseaba seguir con nuestra relación.

Eso me dejó devastada.

Derek y yo habíamos superado momentos buenos y malos, tristes y felices; estuvimos para el otro cuando más lo necesitamos sin importar absolutamente nada. Por eso, verlo abandonar mi apartamento seguro de su decisión me rompió el corazón.

Todo había sido monótono desde entonces, aunque no tanto como nuestra relación en los últimos días. Sin embargo, poco a poco comenzaba a sanar y las heridas comenzaban a cerrarse.

Mientras tanto, mi mente había imaginado como sería mi futuro si me quedaba sola y... no era tan malo. Me imaginaba como una anciana con cuatro gatos. Ya hasta había elegido sus nombres.

Mi amiga, Nakia, decía que no tenía que entrar en un estado de depresión completo por el patán de mi exnovio. Después de todo, con sus acciones había demostrado que era un hombre que no valía la pena.

Sin embargo, una relación de un año no era cualquier cosa. Por más que lo quisiera, no era algo que podía borrar sin más de mi vida. Después de todo, había compartido muchas cosas con él.

Lo admitía, yo misma comenzaba a cansarme de mi estado melancólico.

Necesitaba darle un cierre a todo.

Y aunque el cierre no quitaba ni arrancaba el dolor que sentía mi corazón roto, sería lo me fue impulsaría a avanzar.

Era por eso que me dirigía a un lugar que frecuentaba de vez en cuando y que me parecía el correcto para terminar con todo esto.

Una terraza.

Y no, no era para saltar. Desde que había descubierto ese lugar había quedado encantada, porque la vista de la ciudad desde allí era una maravilla. Venía mínimo una vez por semana a ver el atardecer y había decidido que ese sitio sería donde le daría un cierre a todo.

Cuando ingresé al edificio en cuestión, no fui detenía por nadie, ellos ya conocían a la chica rubia que venía de vez en cuando solo a ver el atardecer.

Sin embargo, no había sido la única que había tenido la idea de venir a este sitio. Había un chico, pero mis alarmas se dispararon cuando observé donde se encontraba parado.

Estaba al borde de la cornisa... mirando cada tanto al vacío.

Fue cuando lo supe.

Si dejaba que saltará, me arrepentirá toda la vida por ello.

Fue por ese mismo pensamiento que supe que no podía dejarlo hacer lo que pensaba.

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora