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Miraba al cielo mientras caminaba e intentaba buscar un buen ángulo que me gustara. Estaba en el parque cercano a mi casa, con la cámara profesional tomando algunas fotografías, esta mañana me había llegado un mensaje acerca de las clases de la universidad, nos pidieron un pequeño portafolio con algunas fotos, para examinar nuestro potencial.

Así que, aquí estaba con Arthur, tomando las fotografías.

El parque era uno de mis lugares favoritos para venir a fotografiar, después de la terraza, claro está. Arthur venía unos cuantos pasos detrás de mí, varias veces lo había visto viendo su teléfono y la hora en su reloj, siempre intentando parecer discreto, aunque estaba fallando en su tarea.

Hace una semana exacta que nos habíamos enterado de que Alice había intentado acabar con su vida, la situación era complicada y muy delicada. Ella se negaba a cualquier cosa que no fuera traído por una persona en específica, y esa persona era nada más y nada menos que Arthur. Y era algo frustrante porque, él comenzaba, ha hacer todo lo que le decía o pedía, al punto de que ella estaba comenzando a absorber su tiempo, y él no lo notaba. Pero yo sí.

Intentaba ponerme en su lugar, él había pasado por una situación parecida, y yo lo había ayudado, ahora él intentaba hacer lo mismo por ella. Y eso estaba bien, no tenía nada en contra de que Arthur hiciera lo que pudiera, pero lo que me preocupaba es que sus prioridades comenzaran a cambiar.

Al mirar que, nuevamente, estaba viendo su reloj, camine la distancia que nos separaba.

—¿Ya le toca comer?

Él me miró fijamente, analizando mis palabras, y cuando lo comprendió, solo negó con la cabeza.

—No es eso, es solo que... —suspiró— sí —susurró. Ante eso, yo solo suspiré.

—Puedes irte si quieres, sé que ella también es importante para ti. —Él negó nuevamente acercándose más a mí, al punto de que nuestras respiraciones se mezclaban.

—Pero no más que tú —susurró—, quiero estar aquí contigo, ¿okay? —asentí.

Él cortó el espacio que nos separaba, y unió nuestros labios en un beso lento. Me gustaba mucho su forma de besar, porque lo hacía como todo un experto. Sin embargo, tuvimos que separarnos por una llamada de su celular.

—Lo siento —susurró.

—Solo ignóralo —susurré intentando continuar el beso. Él asintió. Cuando estábamos por volver a retomar el beso, su teléfono comenzó a sonar nuevamente.

Él gruñó por lo bajo contestando la llamada.

Yo suspiré nuevamente, mientras comenzaba a caminar para seguir tomando las fotografías.

Desde que Alice había atentado contra su vida, eran pocas las tarde que pasábamos tranquilos, al parecer solo Arthur podía hacer que comiera y tomará sus medicamentos.

La señora que estaba ese día en el hospital, era la madre de Alice, ella era la que solía llamarlo para que fuera a ayudarla. La entendía, Arthur solía facilitarle mucho el trabajo, pero, Alice se negaba a colaborar, por lo tanto, Arthur estaba pasando bastante tiempo con ella. Él quería ayudarla.

Dejando ese tema de lado, intente concentrarme en las fotografías, no faltaba mucho para qué iniciará el primer semestre de clases, y no podía estar más emocionada por ello.

Cuando por fin inició el atardecer, comencé a tomar todas las fotografías que pudiera, hace girar dome de que quedarán bonitas. Al mirarlas, una en particular me pareció la que mejor había quedado, se veía la luz del sol de la tarde reflejada en casi todo.

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora