Epílogo

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Brisa

Pasé las manos por mi vestido, alisando las arrugas que ni siquiera estaban. El nerviosismo que sentía me hacía hacerlo cada cierto tiempo.

Tenía que decirle, pero no sabía cómo.

Al levantar la mirada, encontré la mirada oscura de mi amiga. Ella se veía más hermosa de lo que ya era, a pesar de que habían pasado los años, pero ella seguía igual físicamente. Lo único diferente de su aspecto era que ahora su cabello era más largo y había suavizado su estilo, haciéndolo más elegante y maduro sin llegar a ser aburrido.

Aún había mucho color y texturas, solo que de una forma más sutil.

Haber tenido a su pequeña bebé, Frida, la había cambiado.

—¿Ya estás lista?

—¿No podemos posponerlo un poco más? —era muy evidente que me encontraba nerviosa.

—No, debiste decirle la semana pasada —reprochó.

—No hubo un momento adecuado... Y, ¿y si él no lo desea?

Ella me miró atenta.

—Han estado juntos cinco años. Creo que esto es algo que le hace mucha ilusión.

Volví a mirarme en el espejo, aún seguía usando mis clásicos vestidos con estampados floreados.

—Tengo miedo —confesé

—Te pareces a mí cuando se lo dije a Hugo, también estaba muy asustada, pero tranquila, él te ama mucho y también va a amar a mi pequeño sobrino.

Al escucharla, no pude evitar que un par de lágrimas salieran de mis ojos.

—Gracias.

—Ahora, tienes que salir a disfrutar de tu fiesta de aniversario. No todos los días cumples tres años de casada.

Aún recordaba nuestra pequeña ceremonia en el viñedo de mi padre. Había sido algo pequeño, pero hermoso. Cada pequeño detalle había sido perfecto para mí.

—Tienes razón, arreglaré mi maquillaje y le diré.

—Esa es mi chica.

Volví a ingresar al baño, y por segunda vez, limpié y retoqué mi maquillaje, intentando disimular que había llorado.

Estaba muy nerviosa, sobre todo porque antes de la boda habíamos hablado del tema y un bebé no estaba en nuestros planes cercanos. Sin embargo, al comentarlo, él no se cerraba a la idea.

Estaba nerviosa y con náuseas, pero tenía que hacerlo, estaba a menos de una semana de cumplir dos meses, no deseaba seguir viviendo momentos del embarazo sin Arthur.

Ya no quería ocultarlo más.

Repentinamente, escuché como la puerta de la habitación era abierta y poco después, visualice su figura. Estos años le habían sentado de maravilla, ahora se había dejado la barba y se notaba más fornido, porque después de la biblioteca, su segundo lugar favorito era el gimnasio, manteniendo su figura.

—¿Está todo bien? Allá abajo están preguntados por ti.

Sonreí y me acerqué a darle un beso.

—De maravilla.

Su ceño se frunció en desacuerdo.

—¿Aún sigues vomitando? —preguntó ignorando mi respuesta—. Creo que, esto podría ser más grave de lo que creemos, lo menos es que mañana visitemos a un médico. Ya llevas varios días así, lo mejor es que nos aseguremos de que nada malo te esté ocurriendo... —Lo interrumpí volviéndolo a besar. Cosa por la cual me gané una mala mirada.

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora