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Caminaba desanimada por las ajetreadas calles del centro de la ciudad, hace unos cuantos minutos acababa de despedir a mi medio hermana y mi madre porque ya tenían que volver a casa.

Esa era una de las partes más complicadas de su viaje, Amaia nunca quería separarse de mí y yo de ella.

La semana había pasado relativamente rápido en comparación con las otras y cada día, intentábamos hacer algo diferente y divertido. Aprovechamos al máximo el tiempo que teníamos, además, justo varios de estos días eran feriados, dándome mucho más tiempo de convivencia junto a ellas.

Fue bueno ponernos al día con lo que sucedía en el negocio familiar, ellas me habían contado que ahora tenían a más personas trabajando para ellos y que pensaban en realizar una Sede en otro estado. Si mi hermana se dedicaba a administración de empresas, muy posiblemente terminaría siendo su lugar de trabajo. Mi madre intentaba no poner tanta presión sobre sus hombros, pero al mismo tiempo deseaba que ella se fuera a estudiar esa carrera y así tenerle el futuro asegurado a mi hermana.

Cosas de madres.

Amaia me había comentado que todo estaba tranquilo con sus estudios, para este momento ella ya estaba de vacaciones y sus notas le habían salido bastante bien. Eso me había hecho muy feliz, era un paso más para que mi hermana fuera una adulta independiente y responsable.

Antes de irse a casa, mamá me dio muchas advertencias sobre... todo, porque según ella estaba un poco más delgada. Luego, me dijo que no dejara ir al chico con el que salía, cosa que me hizo sonrojar. Sin duda, mi madre no podía ser más imprudente.

Ahora, me dirigía a casa a paso lento, sin apuro de llegar a algún lugar en específico.

Por ser temprano y uno de los últimos días de clases para muchos estudiantes, podías ver a bastantes jóvenes con uniformes caminar a paso apresurado mientras miraban su reloj. Y pensar que dentro de poco yo me vería igual que ellos.

Luego de jurar en una esquina, y caminar unas cuantos pasos más, una de las muchas tiendas de la calle llamó mi atención. La tienda contenía todo tipo de cosas sobre series, entre ellas, de películas de Marvel.

No dude en detenerme y adentrarme al lugar.

Al ingresar pude notar que todo lo que contenía los estantes era particularmente nuevo y moderno, y que la clientela era bastante joven, ya que solo había personas de mi edad o incluso menos mirando las vitrinas y decidiendo qué comprar de ellas.

Había muchos objetos promocionales de películas que se habían estrenado recientemente, lo sabía porque Arthur me había explicado detalladamente sobre ellas. En mi mente quedó muy bien grabado que me había mencionado que le gustaba Marvel y quería regalarle algo relacionado con eso. Él había hecho varios regalos para mí, lo menos que podía hacer era regalarle algo a él.

Sabía que era un chico sencillo, así que, cualquier cosa que le obsequiara le encantaría. Pero eso no hacía las cosas menos difíciles y que ese universo cinematográfico fuera tan extenso, lo complicaba muchísimo más.

Al acercarme al mostrador, no pasaron ni unos minutos cuando ya tenía al frente alguien para atenderme. La joven se veía de unos cuantos años más de los que yo tenía, era bonita y estaba bien arreglada.

—Hola, Bienvenida. ¿En qué puedo ayudarte el día de hoy? —saludó y preguntó con amabilidad.

—Hola... estoy buscando algo para regalárselo a alguien.

Ella asintió.

—Bien, ¿tienes alguna idea en específico de lo que estás buscando? —inquirió nuevamente. Negué con la cabeza.

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora