8: Parte 2

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El rostro de la asiática pasó de tener una expresión de victoria a contraerse por la ira. Creo que esperaba que me quedara callada ante su comentario. 

—Vamos Arthur, hay que ir a otro lugar del parque —murmuré, dirigiéndome hacia Arthur.

Arthur no lo pensó dos veces, de forma atropellada se levantó de su asiento para poder marcharnos del lugar.

—Arthur... fue bueno verte otra vez —murmuró Ji-Hu con un toque de amargura mientras se levantaba de su asiento.

Al ver que Arthur no respondió nada porque parecía congelado, decidí tomar la palabra.

—No podemos decir lo mismo —murmuré, y en movimientos rápidos, tome la mano de Arthur para hacer que avanzará.

Estuvimos caminando con un silencio entre los dos, hasta que vi una atracción que llamó mi atención. 

»Ven, vamos allí —murmuré, señalando la rueda de la fortuna. 

Él asintió mirando en la misma dirección que yo señalaba.

Mientras nos formamos en la fila, que no era muy larga, a mi mente vino el hecho de que tarde alrededor de cinco a diez minutos para pagar la comida. En ese tiempo, Ji-Hu había tenido la oportunidad de decirle cualquier cosa y eso me preocupaba, sobre todo el impacto que tendrían esas palabras en Arthur. 

Estaba deseando internamente que no volviera a esa terraza con las mismas intenciones que cuando nos conocimos, porque tal vez, la próxima vez que él intentará algo como eso, yo no estaría allí para detenerlo.

Sabía que Arthur era una persona muy amable, y que, aunque tuviera desacuerdos con la persona que hablara, nunca sería descortés ni diría algo que pudiera resultar hiriente para la otra persona. Sin embargo, a ella no la conocía y la poca interacción que habíamos tenido no me había dado una buena impresión. 

Era alguien que no le importaba ser desagradable con los demás.

Volví a la realidad cuando sentí un ligero apretón en mi mano izquierda, Arthur apretaba ligeramente sin llegar a lastimarme, era como para asegurarse que yo siguiera con él. 

La fila avanzó mucho más rápido de lo que imaginé, y no pude evitar sonreír a la hora de entrar a la cabina ni cuando comenzamos a ascender. La noche se veía increíble desde aquí, y la ciudad iluminada en la noche, era muy hermosa. 

Otro leve apretón en mi mano me hizo mirar a Arthur, quien tenía su mirada al frente, contemplando la ciudad. 

—¿Te sientes bien? —inquirí.

Había estado muy callado desde que nos topamos con esa chica.

—No lo sé —susurró, mirando al frente. 

—Yo estaré aquí hasta que lo sepas. —Copié su acción. 

—Eso suena bien. —Sonreí de boca cerrada ante sus palabras, que habían sido murmuradas en otro susurro agradable.

Luego, nos invadió un silencio que realmente fue cómodo para ambos, ese silencio se mantuvo hasta que el paseo en la rueda llegó a su fin. Al salir de la cabina, notamos que era alrededor de la medianoche, y juntos decidimos que lo mejor sería que la salida se culminará. Sobre todo por el hecho de que ambos trabajábamos al día siguiente. 

Inmediatamente, ingresamos al auto, él encendió la calefacción. Yo suspiré sonoramente.

—Bien... ahora te llevaré a casa —murmuró con algo de cansancio. 

—Está bien.

El trayecto de regreso, se hizo mucho más corto que el de ida, cuando menos lo esperé, él ya estaba estacionando el auto al frente de mi edificio.

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora