8/Parte 1

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—¡Te odio! —espeté molesta, llamando la atención de la gran mayoría de personas que se encontraban por el lugar. Algunos murmuraron protestas por el grito, pero las ignoré olímpicamente. 

Arthur, quien se encontraba detrás del mostrador, me miró con el ceño fruncido por la confusión.

—¿Pasita?, ¿qué sucede? —inquirió mirándome fijamente. Yo solté un gruñido por la molestia, mientras sacaba de forma atropellada el libro de mi bolso, Encuéntrame para ser exactos.

—Esto sucede —tiré el libro hacia el mostrador—. ¿Por qué no me dijiste que Ian se iba a morir? —inquirí con molestia y frustración. Era uno de los personajes que más me gustaban del libro, y había muerto trágicamente en uno de los últimos capítulos. 

Al entender por qué me encontraba tan enfadada, su expresión paso de confusión a mostrarme una sonrisa divertida. Luego, tomó el libro y le echo una ojeada.

—¿Acaso no recuerdas quién fue la que me pidió que no le diera ningún spoiler por más que lo pidiera? —inquirió con de forma irónica. 

—Ya lo sé, pero con una advertencia, me hubiera bastado —murmuré más calmada, haciendo que su sonrisa se ensanchara.

—Pero te hubiera arruinado la trama —murmuró, haciendo contacto visual conmigo.

—Puede ser —solté un gruñido derrotado, haciendo que él soltara una risita. 

—Y por lo que veo, te gustó el libro —murmuró cerrando el libro y volviendo a ponerlo en el mostrador. Asentí un par de veces—. Lo sabía, pasita —murmuró con una sonrisa genuina. 

—Me gustó mucho —admití e ignoré el uso del apodo, para este momento me encontraba redimida con eso. Ante mi respuesta, su ceño se volvió a fruncir.

—¿Ya lo has acabado? —inquirió, aunque sonaba más a una afirmación que a una pregunta.

—Sí... no podía dejar de leerlo... y... ya lo terminé —jugué con mis manos en señal de nerviosismo y sentí como mis mejillas se sonrojaban—. Tal vez lo hubiera terminado mucho más rápido, pero... fue hace como cuatro días que me animé a leerlo. —Ante mi confesión, su expresión cambió de neutra a una de asombro.

—Dios, Brisa... ¿Tanto te gustó? —inquirió.

Asentí con un movimiento repetitivo de cabeza, mientras sentía como el ligero sonrojo de mis mejillas se volvía mucho más notorio. Él volvió a sonreír y parecía muy divertido con la situación. 

—Bueno, pasita, era de misterio, no podíamos esperar que todos salieran vivos y felices —murmuró, mientras miraba unos papeles que estaban en el mostrador—. ¿Y el otro libro? ¿Aún no has iniciado con la lectura? —inquirió mirándome, esperando con atención la respuesta que pudiera darle.

Negué con la cabeza. Después del final trágico de ese libro, me había negado a tan siquiera echarle un vistazo al otro.

—Aún no, estoy esperando recuperar mi estabilidad emocional —murmuré, con algo de ironía. Ante mi respuesta, soltó una risita ronca.

—Pobre pasita, ¿no me digas que eres una chica sentimental? —inquirió de forma divertida. 

—No soy de piedra, ¿ok? Si tengo sentimiento —murmuré, de forma dramática. 

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora