VII

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Arthur

Acaricié su cabello mientras sentía su respiración lenta en mi cuello.

Sus mechones rubios estaban desparramados por parte de la almohada y mi pecho, su muslo estaba sobre mi pierna y su brazo sobre mi abdomen. Ella estaba sobre mí casi por completo y aunque sentía gran parte del cuerpo entumecido, no iba a moverme y arriesgarme a despertarla.

Sabía que amaba dormir.

Había observado y acariciado su cabello por alrededor de unos veinte minutos, y creo que nunca que cansaría de hacerlo. Su sueño no había sido perturbado en ningún momento y de cierta forma, sentía un poco de envidia por ello.

Últimamente, el insomnio se había convertido en algo normal a la hora de dormir y a pesar de que cuando estaba con Brisa descansaba bien, de vez en cuando no faltaba esa noche donde me costaba conciliar el sueño.

Y todo se debía a una sencilla razón que me había quitado toda la tranquilidad de estos días.

Lo había planeado todo con antelación, intentando no parecer un obsesivo (cosa en la que fallé estrepitosamente), y es que la ocasión no era para menos.

Hoy era el día... en el que le pediría a Brisa que fuera mi novia y la ansiedad estaba comenzando a carcomerme. Sin embargo, intentaría llevarlo todo con calma.

Salí de mis pensamientos cuando sentí que se removía entre mis brazos. No pude evitar que una sonrisa se formara en mi boca y, comencé a repartir besos por sus mejillas.

—Pasita... pasita, despierta pequeña.

Se removió sobre mí, más no despertó.

—Cariño, despierta...

—Déjame dormir.

Su voz somnolienta me confirmó lo que yo ya sabía, que se encontraba más dormida que despierta.

Eso me hizo sonreír.

—Pasita.

Se removió nuevamente, comenzando a despertarse.

—Quiero seguir durmiendo.

Mi sonrisa no se fue en ningún momento.

—Son las diez de la mañana y será un día interesante.

Me miró somnolienta.

—Creo que aún estoy medio dormida, porque no recuerdo que tuviéramos planeado algo en específico para este día, excepto ver alguna película.

Se acercó a mí y volvió a esconder su rostro en mi cuello.

—Yo tengo algo planeado para hacer —murmuré tanteando el terreno.

—¿En serio? —Sus labios me habían hecho cosquillas en el cuello.

—¿Qué hablamos sobre eso, Brisa? —inquirí con molestia fingida.

—No estoy haciendo nada.

Mi mano fue a parar a su cintura.

—Tenemos que partir al medio día para poder llegar a tiempo. Almorzaremos antes de irnos.

Ella se levantó y se sentó sobre la cama, comenzando a estirarse.

—¿Y no planeas decirme cuál es ese lugar misterioso?

—Lo sabrás cuando lo veas. —También tomé asiento sobre la cama.

Ella me miraba de forma acusatoria, sin embargo, ignoré su mirada y continué mi camino al baño del pasillo para poder ducharme. Dejándole a ella el baño de la habitación.

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora