Arthur
Sus besos me despertaron, eran húmedos y cálidos, iban desde mi mentón hasta mi cuello.
Ella había hecho esto por alrededor de cinco minutos que se me hicieron eternos y, por más que intenté fingir que dormía, ya no podía quedarme quieto. Mis manos picaban por tocarla y acercarla más a mí, si era que se podía.
Ella sonrió contra mi piel cuando la tomé por la cintura y la abracé.
Creo que, si tuviera que describir mis amaneceres favoritos, sin dudas serían estos.
—Creí que estabas dormido —su voz aún se sentía adormilada, señal de que hace mucho que no había despertado.
Pasé las palmas de mis manos por mi rostro para despertarme por completo.
—¿Y perderme esto?
Mi voz había sonado mucho más grave de lo normal.
—¿Esto?
—A ti, intentando sorprenderme. Hazlo más seguido, cariño.
Ella sonrió y vi como un fuerte color rojo invadía sus mejillas.
—¿Listo para los planes de hoy?
Ella se acercó a mí y se refugió en mi cuello. Cosa que me dio la libertad de acariciar su cabello, ahora se encontraba más largo porque estaba empezando a dejarlo crecer. Cosa que me encantaba, a veces hasta le ayudaba a peinarlo después de que ella tomara una ducha, y a ella le gustaba que la consintiera.
¿Qué si estaba listo?
Tenía emociones encontradas por esta nueva etapa en nuestras vidas, pero estaba más que preparado para enfrentarlas.
En estas semanas nuestra convivencia se había vuelto muchísimo más estrecha e íntima. Descubríamos juntos lo que era el día a día en pareja y lo que conllevaba estar juntos.
Nos habías acoplado a los horarios del otro casi a la perfección. No todo era color de rosa, habíamos tenido desacuerdos, pero habíamos sabido sobrellevarlos y comunicarnos para solucionar cada cosa que se nos presentará.
Aún estábamos aprendiendo a ser un equipo e intentábamos hacer las tareas del hogar juntos.
Pero, ya estaba listo para llevarlo al siguiente nivel. Así que, en nuestro aniversario de un año de conocernos, le había pedido que se mudara conmigo oficialmente.
Y para mí, era increíble pensar que ya tenía un año conociendo a esa rubia sin filtros al hablar y algo terca, que no se rendía hasta conseguir lo que quería y que era una mujer autosuficiente. Fanática de los libros de clichés predecibles y muy amante de la música de una banda cursi que interpretaba muy bien las distintas facetas que podían tener una relación. De la chica que amaba los vestidos floreados, tanto que hasta los usaba en invierno, y, por sobre todo, de la chica que me había ayudado y dado la motivación para salir de ese estado de depresión que estaba atravesando.
Cada día conocía más a fondo cada una de las facetas de la personalidad de Brisa, y no podía parar de enamorarme de ella día tras día.
Porque sí, estaba enamorado hasta los huesos de esa rubia que se sonroja cada que le doy un beso en la mejilla.
De mi pasita.
Por eso, es que deseo dar más pasos con ella.
—¿Que si lo estoy? Totalmente.
Ella sonrió contra mi cuello.
—Sinceramente, en lo único que estoy pensando es en cómo voy a quitar todas las fotos de mi pared en tiempo récord. Son muchas.

ESTÁS LEYENDO
Yo te cuido [#PGP2023]
CasualeEn los días en los que los conocí estaba pasando por algo difícil: una ruptura después de una relación larga. Llevaba alrededor de unos cinco meses lidiando con ello y... no me estaba lleno tan mal, al menos desde mi punto de vista. Él también pasa...