VIII

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Brisa

Mi desperté había sido algo movido y extraño, no todos los días se despertaba con una canción mala como tono del despertador.

Normalmente, Arthur no dejaba que sonara, pero creo que últimamente había estado tan cansado que ni cuenta se había dado de que ya llevaba en la cama quince minutos más de lo normal.

Y cada vez que escuchaba el coro de la canción, entendía con más fuerza porque era que él se despertaba cinco minutos antes de que sonara.

Era simplemente horrible.

Estos minutos extras me hacían meditar en quién demonios había pensado que sacar una canción como esa sería revolucionar a la industria musical. Porque a mí solo me taladraban los oídos.

Para cuando despertó, lo hizo exaltado, mirando hacia la ventana de su habitación. A través de esta se veía parte de la ciudad y él sabía que si la claridad era muy notoria, es porque posiblemente era tarde.

Cosa que estaba a punto de pasarnos.

—¿Por qué no me despertaste?

Su voz ronca había roto el silencio que nos envolvía y cada vez que la escuchaba, no podía enamorarme más de ese tono de voz.

—Has hecho muchas cosas estos días. Estás cansado, unos minutos extras de descanso a veces no están mal.

Sonrió, con su brazo me acercó a su cuerpo y dejó un beso en mi frente. Luego, con la otra mano, tomó su teléfono que se encontraba en la mesa de dormir a su lado.

—¿Unos minutos? Brisa, casi han pasado veinte minutos desde que sonó la alarma.

Ante sus palabras, me separé de él bruscamente para levantarme y correr al baño. Si había algo en lo que me demoraba era en arreglarme.

Desde que compartíamos espacio, él había adoptado la costumbre de hacer los desayunos, cosa que significaba que yo tenía más tiempo para lo que deseara y la mayoría de las veces solía gastarlo durmiendo o en mi maquillaje.

—¡Voy a llegar tarde! ¡En mi primer día!

Ante mis palabras, escuché su risa ronca.

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Los nervios que sentía ahora no eran comparables con nada.

Había hecho veinte diferentes tipos de ejercicios de respiración e igual no lograba calmarme del todo. Porque, había llegado mi primer día de universidad y no podía estar más nerviosa por ello.

Creo que, había esperado este momento desde hace bastante, dos meses para ser exacta y ahora que llegaba, estaba intentando controlar mis nervios a como diera lugar.

Arthur estaba a mi lado, tomando mi mano y siendo un apoyo para mí, y no podía estar más agradecida por ello. Para mí, que mi novio me acompañará a mi primer día de universidad era perfecto.

—Estoy algo... nerviosa y ansiosa.

—Tranquila, el primer día siempre es así, luego ya te acostumbras.

Lo miré.

—Lo dices porque ya has hecho esto cuatro veces.

Él sonrió.

—Y en la segunda deja de ser interesante.

Golpeé su hombro y él solo se rio.

»Ya, pero en serio, no tienes por qué preocuparte.

Lo volví a mirar mientras caminábamos al edificio principal.

—¿De verdad?... entonces, ¿por qué me siento como si me fueran a abandonarme aquí?

Yo te cuido [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora