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—Llamé a la señora Lauren —ordenó nuevamente aún aferrada a la mano de su amigo.

—Señorita Reynolds, por enésima vez ya le dije que la madre del joven Gallagher no atiende. Su padre ha venido por él, ¿podría dejar de lado el escándalo y simplemente dejarlo ir?

—No —miró a la puerta, tras de ella se encontraba el señor Rob—, no con él.

—Es su padre, señorita.

—¿Y?

—Va a tener que irse con una sanción a su casa y una nueva marca a su expediente.

—Cass...

—Shhh, —lo calló— no importa.

—Okey, llamaremos a sus padres.

—Okey.

—Cass.

—No.

—Por favor.

—Que no, Aidan.

El castaño suspiró, se sentía tan cansado. De él, de sus padres, de la escuela, de ellos, de todo. Tal vez, incluso de ella.

—Quiero ir a casa —murmuró bajito.

—Ya atenderá ‐

—No, —la interrumpió—quiero ir a casa con mi papá... —no la miró. Sentía su mirada sobre él, pero no se atrevió a enfrentarla, de verdad estaba agotado.

—No tienes que hacer esto.

Su mano dejo de hacer contacto con la de ella.

—Aidan...

—Su padre lo espera —indicó el director.

—Gracias —tomó su mochila y salió de la oficina.

—Procedamos con su- ¡Señorita! —gritó cuando la vio salir deprisa del lugar.

—Claramente les dije a ambos que no tardarían en volver a casa, pero ambos son igual de malditos necios, no pueden comportarse y ser personas normales. Siempre deben armar un maldito escándalo, ¿no?

—¿Dónde está?

—¿Quién?

—Mamá, ¿Dónde está?

—¿Se supone que yo lo sepa? —quitó los seguros del auto.

—Se que lo sabes.

—¡Aidan!

—Esta niña nunca se rinde —se pasó la mano por el rostro, frustrado.

—¿Por qué estás haciendo esto? —le tomó el antebrazo.

—¡Te dije que te alejaras de mi hijo! —rodeo el auto y se acercó a ella para tomarla del brazo, pero la mano de Cinco la aparto de inmediato.

—No-la-toques —apretó su mano alrededor de su antebrazo y lo empujó haciéndolo retroceder—. Vámonos —tomó la mano de Cass y se la llevó lejos de ahí.

—¡Aidan!, ¡Aidan!, ¡Vuelve aquí!

—¡Vete al carajo! —gritó, aun llevándose a la castaña del lugar.

—¡Tu madre sabrá de esto!

—¡Que lo sepa todo el mundo, entonces!

Podría sonar ridículo, pero Rob sabía cuál era el límite que podía cruzar con el muchacho. Sus cambios de temperamento repentino lo tenían alerta, igualmente, con o sin Lauren llevaría a cabo el plan que llevaba en mente desde hace tiempo.

𝑇𝑜𝑑𝑜𝑠 𝐸𝑛 𝑈𝑛𝑜 [𝑇𝑒𝑟𝑚𝑖𝑛𝑎𝑑𝑎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora