Las paredes blancas de la habitación lo hacían molestarse aún más. No estaba tranquilo, para nada.
—Maldita mierda —escupió, pateando la bandeja con su comida.
—No es bueno que desperdicies la comida, amigo —se escuchó a través del altavoz.
—Y yo te he dicho que dejes de llamarme amigo, no soy tu maldito amigo. Imbécil —formuló, mirando directamente a la cámara.
—No podremos ayudarte sino nos dejas, Aidan.
—No soy Aidan. Si fuera ese idiota, ya tendrías lo que quieres.
—¿Quién eres entonces?
—Que te importe una mierda quien soy, estoy aquí de forma injustificada. Mientras el verdadero loco, peligroso, ¡esta allá afuera!
—Hemos estado haciendo esto desde hace días, Aidan. ¿Por qué no tratas de cooperar?
El castaño despeino su cabello con frustración. —¡Por qué no soy Aidan! Sólo por esa mierda, no puedo cooperar. Porque a quien tú estás llamando no está aquí —abrió sus brazos señalando toda la habitación.
—Entonces no podrás recibir visitas hasta que Aidan se haga presente.
—No es como que tenga ganas de ver a alguien estando aquí —volvió a su lugar y se sentó nuevamente.
El médico suspiró. Quería ayudar en su recuperación, pero nada funcionaba, era terco y no podía premiar su comportamiento.
Salió de la cámara de control y fue directo al área de visitas donde se encontraba aquella anciana mujer.
Al verlo, nana Light se levantó inmediatamente y se acercó a él esperanzada.
—Lo siento —negó él.
—Por favor doctor, lleva dos semanas aquí y siempre me dice lo mismo.
—Verla a usted probablemente sólo lo ponga más incontrolable señora.
—Un probablemente no asegura nada. Tal vez mi presencia pueda ayudar en algo. Por favor —pidió.
—Señora...
—Por favor.
El médico suspiró y negó rotundamente. —Lo siento mucho, pero mi respuesta sigue siendo no. El muchacho esta incontrolable y no podemos permitirnos que empeore aún más.
—Si esta incontrolable es porque no lo están ayudando, conmigo estaba absolutamente bien. Pero debía venir más personas a empeorar su situación y hacerlo que volviera a recaer ¡a propósito!
—Señora‐
—Estoy harta de tener que ver como sus padres le daban la espalda desde que era un niño. Y ahora que él tomó la decisión de alejarse para estar bien le hagan esto y lo encierren como si fuera peligroso
—¡Su nieto es peligroso! —jadeo al escuchar aquello—. Sus personalidades son peligrosas, señora. Que estuviera bien con usted no asegura que estando con alguien más no volviera a ponerse de la forma en que se puso hace dos semanas en la comisaría.
—Se estaba defendiendo
—Casi mata a una persona e hirió a otras que sólo querían ayudarlo.
—La persona que lo encerró aquí no quiere ayudarlo —negó
—Pues su nieto tampoco quiere la ayuda, y como su doctor. El chico no va a salir de aquí hasta que se recuperé.
[...]
Se encontraba sentada nuevamente bajo el techo que daba con la entrada de la casa. Seguía esperando noticias de él.
Hacía días que no lo veía o contestaba sus mensajes. Es como si se lo hubiera tragado la tierra y eso claramente le preocupaba.
El característico vehículo se estaciono en el garaje de la casa y de este salió el señor Gallagher. Quien al ver nuevamente a Reynolds en su pórtico suspiró con molestia.
—¿Por qué estás aquí nuevamente, niña?
—Creo que usted sabe la respuesta.
—Y tú también, hemos pasado por esto ya un par de veces. ¿Cuándo vas a rendirte?
—Cuando me diga dónde está.
—Ya te dije que no tengo idea de dónde está, Aidan.
—¿Y por qué no le creo? ¿Ah? Aidan no se iría ni desaparecería de la nada, usted le hizo algo y ambos lo sabemos.
—Estas delirando, niña. Ya vete a tu casa, es tarde.
—¡No voy a irme hasta que me diga donde está mi amigo! —le gritó.
—¡Tu amigo se fue muy lejos para no tener que volver a verte! Así que mejor haz lo mismo y vete —se acercó a ella y la tomó bruscamente del brazo que no tenía el yeso—, porque él ya no está aquí para protegerte. Y ya has colmado mi paciencia —la soltó, arrojándola al pavimento.
Lo vio desde el suelo, entrar a la casa y maldijo cuando tuvo que levantarse, sus rodillas y palma estaban algo ensangrentadas.
—Esta vez no estás aquí para hablar sobre mi torpeza —murmuró, con una mueca—. Ni para curar mis rodillas —examinó la casa una vez más, dio media vuelta para irse a su encuentro con su madre.
En su andar pronto notó un vehículo aproximarse a ella.
—¿Quieres que te lleve? Es un camino largo —inquirió, bajando las ventanas del auto.
—No, estoy bien. Mi casa está cerca —respondió sin mirar a la persona.
—Que mentira, por aquí no vives
—Si, claro que si —mentira, su casa estaba bastante retirada de la casa de Aidan.
—No, yo creo que no. Sigues viviendo donde mismo, ¿no es así? —ella no respondió—. A Aidan jamás lo recogí por aquí.
Eso llamó su atención, haciendo que volteara a ver de quién se trataba.
Y frunció el ceño. —¿Nana?
—Hola cielo —saludo y, freno el auto—. Entonces, ¿te llevo?
[...]
—¿Centro psiquiátrico?
—Lo sé, es una locura. Fue lo que yo dije, pero no pude hacer nada. Ahora, ni siquiera me han dejado verlo —suspiró—; ambas sabemos que él no merece esto.
—Claro que no, él no es peligroso. O bueno, no del todo.
La señora Ray rio al escuchar eso. —Tú haces que salga la parte más sobreprotectora de él. Fi‐
—Cinco.
—¿Cinco?
—¿No? —miró a la mujer a su lado—, sino es Cinco, entonces ¿quién es?
—¿Aún no lo conoces?
—¿Conocer a quién?
La mujer paro en el semáforo y volteo a ver a la chica, ¿enserio no sabía?
—Pero —frunció el ceño— él siempre ha estado ahí.
—No entiendo, ¿de quién me está hablando?
—De Five.
—¿Five? Oh, —asintió— Cinco.
—No, Five.
—¿Five? ¿Quién es Five? —miró sus pies con confusión, después los abrió y sus ojos se posaron en la mujer— ¿El psicópata?
Benditas vacaciones. Holaaaaaa, esta vez sólo les daré las gracias por absolutamente todo y por favor, no olviden tomar agua♡.
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𝑇𝑜𝑑𝑜𝑠 𝐸𝑛 𝑈𝑛𝑜 [𝑇𝑒𝑟𝑚𝑖𝑛𝑎𝑑𝑎]
FanfictionEllos están con él, o más bien dentro de él. Todos son distintos, y un dolor de cabeza también. Son como una rara clase de hermanos, ¿no? Faltas ortográficas 13/01/22 17/08/22 ○ 13k 13/01/23 ● 35k 01/10/24 ☆ 1k 03/08/22 ☆ 3k 28/12/23 #1 aidangalla...