38. Otra Perspectiva

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Un hombre de edad avanzada caminaba bajo la nieve con ropas rotas de una delgada tela que lo protegían muy poco del frío de la noche.

El hombre llevaba consigo un carrito del supermercado con distintos objetos que a primera vista parecían ser basura, el rostro sucio y demacrado dejaban ver que era un vagabundo.

A su lado, un perro pequeño lo acompañaba en esta fría noche, buscando un lugar donde descansar.

El hombre finalmente llegó a un lugar cercano al puerto de Manhattan, estaba bajo el puente que conectaba la isla con las otras ciudades, en ese lugar la nieve no lo molestaría, y se le haría más fácil entrar en calor.

Pero las cosas no siempre son como parecen.

Debajo del puente habían tres afroamericanos con abrigos gruesos y no parecían ser amistosos.

-oye viejo- uno de ellos se acercó al anciano primero -ve a morir a otro lugar, este sitio es nuestro territorio-.

El vagabundo lo observó con molestia.

-las calles no les pertenecen, no tengo por qué ir a ninguna parte- replicó.

El pandillero que había hablado antes levantó un poco su abrigo y dejó ver un arma en su cintura.

-Largo de aquí viejo, a menos que quieras morir- amenazó.

El anciano se veía molesto.

-¡no iré a ninguna parte!, ¡no tienen el derecho de hacerme esto!- recriminó, su delgado cuerpo temblando debido al frío, si buscaba otro lugar para dormir podría no encontrarlo a tiempo.

Los dos pandilleros que no habían hablado hasta el momento se acercaron al vagabundo.

Uno de ellos lo tomó por el abrigo y el otro le quitó el carro de las manos mientras era arrastrado en contra de su voluntad.

-¡Suéltame tonto!- el anciano intentaba alejar al pandillero, pero su débil y esquelético cuerpo no podía competir en fuerza con aquél robusto pandillero.

Entonces el perro que lo acompañaba gruñó hacia aquél hombre robusto y corrió hacia su pierna, mordiendo su tobillo.

El hombre robusto soltó al pandillero debido al dolor y se dió la vuelta para patear al perro, el cual gimió de dolor y retrocedió dando varias vueltas por el suelo.

-¡NO!-.

El vagabundo al ver esto se enfado y cargó contra el hombre robusto.

Lo tomó por la espalda para alejarlo de su fiel amigo, pero el pandillero que antes había tomado su carrito lo tomó por la espalda y le dió un puñetazo en la cara que lo obligó a retroceder, cayendo al suelo en el proceso.

-pff, maldición- el pandillero de antes sacó el arma de su cintura y la apuntó al vagabundo -te hubieras ido, viejo-.

Pero antes de que pudiese apretar el gatillo, un objeto filoso se clavó en su mano y lo forzó a soltar el arma.

Una figura arremetió contra el y le dió un puñetazo en el rostro, haciéndolo retroceder.

Los otros dos pandilleros al ver esto cargaron contra la figura.

Uno de ellos lanzó un puñetazo que fue fácilmente esquivado, para después ser respondido con un golpe en la tráquea y un golpe en la nuca que lo dejó inconsciente.

El pandillero robusto tomó a la figura por los hombros y trató de alejarlo de su compañero, pero la figura apartó sus brazos con un movimiento, se deslizó por su derecha mientras su brazo izquierdo rodeaba al villano y su pié se posaba detrás de sus piernas.

The Gamer (Marvel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora