Capítulo 28 (Leila)

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Sentía una operación en el pecho, el aire me asfixiaba, abrí los ojos de pronto. Miré el techo, me sentía adormilada y con pesadez, pero la luces...

Llegaron a mí fragmentos de lo sucedido, luces, luego la nada, la cara de Lían, más luces, luego oscuridad y...

—Oh parece que ya estás despierta. — dijo la... — Soy la Doctora Diana Morel, puedes decirme Diana.

Asentí con la cabeza.

—¿Te gustaría estar más cómoda? — Asentí de nuevo, ella se acercó y aplasto unos botones de la pared y mi cama se reclinó un poco.

—Muy bien, querida hablemos de lo que te pasó, de seguro aún te encuentras en estado de shock por eso el temblor en tus manos, las pupilas dilatadas y el no tener ánimos de hablar. — me miró con complicidad.

Le sonreí, bajé mi mirada a mis manos, estaban temblando, pero... ¿eso era sangre? Cerré mis ojos y sacudí la cabeza, volví a mirarlas, solo estaban temblando.

—Tuviste un accidente automovilístico, que no causó lesiones ni fracturas, sin embargo, debido a la experiencia traumática y el aumento de tu nivel cardíaco, provocaron. — la doctora dejó de mirar la tabla y me miró. — tuviste un aborto espontáneo.

¿Estaba embarazada? después de eso la voz de la doctora solo era un eco al fondo de la sala, sin embargo, no aparté la mirada, ni dejé que el nudo de la garganta se apodera de mí, al menos aún no, hasta que la Doctora se fuera.

La información que retuve de ella fue; tuvieron que realizarme un legrado uterino instrumental, una operación de alto riesgo, pero que era inevitable en mi caso, debido a mí pérdida de sangre, llevaba cuatro semanas de embarazo, mis amigos se encontraba afuera de la sala, debía hacerme un chequeo dentro de dos semana para revisar si ningún residuo de la placenta se había quedado, podía salir del hospital después de 24 horas, dijo algunas cosas más, pero yo solo asentí con la cabeza y dejé que se fuera.

Me acosté en la cama y me abracé el abdomen. había estado apunto de ser madre... y ni siquiera lo sabía, una lágrima empezó a rodar por mi mejilla, ¿hubiera sido una buena madre?, más lágrimas, que hubiera pasado con mi carrera, César... como hubiera reaccionado, porque no tuve más cuidado al cruzar la calle, soy... acabo de matar a una criatura solo por ser tan patética de estar llorando en la calle Yo...

—Ey peque. — dijo Tom.

No sé cuánto tiempo había estado así, pero sabía que me ardía la garganta, que respiraba con dificultad por la mucosa, que mis mejillas estaban húmedas. Tom se acercó, se sentó en la cama, yo recosté mi cabeza en su muslo.

—Vas a estar bien.

Sacudí la cabeza.

—Tu eres una leona no lo olvides.

— Mate a alguien, yo ...

—Fue un accidente, créeme tú serías incapaz de hacer algo así, hubiera querido a ese niño como nadie más hubiera podido, y. — suspiró con pesar. — le tenías al imbécil para que te ayudará.
Sacudí la cabeza, me levanté un poco y me acomodé más a su pecho, moje mis labios.

—Yo y él terminamos.

—¿Por el compromiso?

—No... fue por qué. — respiré hondo. — él me había estado engañando hace un año con una chica de nuestra ciudad, decidió contarme todo está noche porque su actual pareja estaba embarazada...

—El muy cabrón. — Tom se apartó de mí, para mirarme a la cara, yo le sonreí a pesar de que era consciente de mis lágrimas.

—Por eso salí del hotel a esa hora y caminé por la vía sin importarme el resto, soy una horrible persona, por mi culpa murió un ser inocente, por mi culpa, metí en problemas a esa pareja que me atrajo aquí, por mi culpa, ustedes están aquí....

—Eh, eh cálmate. — acarició mi cabello, tú no eres culpable de nada, oye eres la persona más bondadosa, buena y temeraria que conozco, se que podrás salir de esto, si necesitas un tiempo para recuperarme al cien por ciento, podemos dejar este evento, podemos dejar la gira, si tu no estas bien ninguno de nosotros....

La puerta se abrió de golpe, los dos regresamos a ver era Lían que estaba agitado parecía haber corrido.

—Señor, no puede correr en un hospital. — se escuchó la voz de una enfermera muy enojada.

Lían giró su cabeza, y respondió a gritos.

—Lo siento, pero me acabo de enterar que mi amiga se despertó. — cerró la puerta. — Leila. — corrió hacia el otro lado de la cama y me abrazó, Tom sacudió la cabeza, me reí un poco.

La puerta volvió abrirse, era Álvaro, estaba con ojeras y con la cara de alivio, le sonreí, él asintió con la cabeza. Tom al verlo se levantó de la cama y caminó hacia Álvaro los dos salieron del cuarto.

—Ey, hazme caso. — dijo Lían poniendo una mano en mi visión.

—Te hago caso.

—Mentira.

—¿Qué se fueron hacer esos dos?

—Hacer más papeleos, me supongo, aunque Daniel y Álvaro se hicieron cargo de eso, la pareja que te atropello, se hará cargo de los gastos del hospital, Daniel dijo que si quieres se le podría denunciar por... Bueno, lo del aborto y esas cosas.

—¡No! — Lían me miró muy sorprendido, por mi tono. — no, fue mi culpa, yo...

—Eh, no llores estoy aquí. — Lían se sentó en la cama y me abrazó.

—Sé que es ridículo llorar por alguien que ni siquiera sabía que estaba en mi interior, pero me siento culpable, horrible...

—Sabes, esa pequeña criatura que recién se estaba formando, va estar mejor ahí arriba, probablemente regrese a ti en un par de años, ya sabes todo el asunto de la reencarnación, así que cuando eso suceda, tú deberás ser fuerte para darle todo tu cariño.

Asentí con la cabeza y me acomodé más en su pecho, miré la puerta, él aún no cruzaba esa puerta, lo necesitaba, los chicos podrían estar para mi, pero yo lo necesitaba a él, era... quizás el único que me podría sacar del hueco que me estaba dejando caer.

Lían se fijó que no apartaba la vista de la puerta, con voz cansada dijo.

—Diablo... no va a venir, no responde el teléfono.

Algo se partió dentro de mí y salté al vacío.

Dejar la gira ya no era una idea tan descabellada, sino una idea muy tentadora...


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